Inicio / Cuenteros Locales / gui / El hombre que despreció el dinero
El hombre aquel nunca tuvo entre sus dedos moneda ni billete alguno. Desde sus primeros albores intuyó que ese roce era contaminante para el alma y le rehuía como quien le rehuye a la peste. Despreciaba con todas sus fuerzas el valor desmedido que la gente le otorgaba al dinero y desde siempre repelió esos sucios papeles y esas apestosas monedas que todo lo envilecían. Nunca cobró precio alguno por sus trabajos y más bien los cambiaba por especies esenciales para su subsistencia. Vivió modestamente, sin necesidad de sueldo que lo supeditara a una clase o condición. Fue apreciado por ello y toda la comunidad le respetaba, pero por supuesto, nadie seguía su ejemplo. Cuando la ancianidad llegó para depositarse en sus huesos, mujeres piadosas le brindaron su acogida y lo sentaron en una silla de paja para que contemplara el devenir de los días y un plato de comida para que no desfalleciera en ese ejercicio. Cierta tarde, ni siquiera pudo sentarse y entonces fue recostado en un camastro en donde se quedó con sus ojos fijos oteando ya la llegada de la parca. Al parecer, esta lo atacó por un flanco descuidado, pues sin que el se diera cuenta, dejó de respirar y entregó su alma a lo desconocido. Como la muerte lo sorprendió a mansalva, no alcanzó a cerrar sus ojos y ellos se quedaron muy abiertos, otorgándole una expresión de beatitud a su rostro curtido. Una anciana, sin consultarle a nadie, cerró sus ojos con mucha delicadeza y luego depositó una moneda sobre cada uno de ellos. El rostro del anciano pareció crisparse antes de adquirir la rigidez cadavérica…
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Texto agregado el 28-01-2005, y leído por 283
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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29-01-2005 |
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Ay... a ver, cómo te lo explico. Aquí contaste una verdad muuuy grande: el dinero nos hace crueles y ESO NADIE LO PUEDE NEGAR; con el dinero uno es capaz hasta de... bueno iba a decir matar pero no debo meterlos a todos en un mismo saco. El hombre de tu cuento simplemente quiso vivir la vida de otra manera, quizá más sana y más libre, otro estilo. Y fue fiel a su palabra hasta después de la muerte. Además, hay personas como él que viven la realidad de toparse con la "parca"... seamos realistas. Termino mi discurso dejándote mis cinco estrellas, porque simplemente... eres genial. pamela_la_enana |
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29-01-2005 |
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me gusto ..bien contado idea original...4 estrellas.. kasiquenoquiero |
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29-01-2005 |
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Donde dice suponfo (perdona esa f que se me ha escurrido) es supongo. Ruth |
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29-01-2005 |
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Hola Gui. Supongo, claro, que la "parca" es la muerte. Por cierto que el texto está muy bien formado, como siempre,suponfo, pero el fondo nada tiene que ver con tu magnífico humor ni con la belleza de otros relatos. Cambia el tono, por favor. Ruth |
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