Un niño muerto y anónimo reclama desde el portal a su mejor amigo. Anónimo menor por las fugaces imágenes de su martirizado entierro. ¡Fadel y Khalil nos esperan en el olivo! ¡Recuperaremos tu canica de la suerte! Bajan corriendo a saltos las calles del asentamiento. Tres jugadores y un cuarto muertecito que nunca juega y mira. Canica de barro. Golpes certeros, hábiles trampas y sus consecuentes peleas. ¡Era buena! Las televisiones de medio mundo diluyen la noticia en una sucesión de otras. Hablan de cuatro niños muertos, entre los siete fallecidos por un nuevo ataque de represalia en la Franja de Gaza. El señor uno más de la audiencia piensa: ¡No paran! Otros muchos espectadores no piensan nada. Entre bocado y bocado aguardan los deportes y las noticias del tiempo. ¡Esperemos que haga sol mañana!