su entrada fue casi imperceptible.
la convido a sentarse,
ponerse cómoda,
no quiso hacerlo.
ella lo atacó ipso facto con una pregunta
y él respondió con una mentira, casi de película.
al no entender en lo canalla
que puede ser la persona a la que creía amar, saco violentamente,
la necesidad
de terminar con esta estupidez.
y que si amor hubo, ahora es sólo
daño.
él dijo, [adoptando una postura defensiva]
que la culpa era de ella, por no saber amar,
no saber siquiera. que es
lo que se espera cuando se ama.
[qué es lo que se espera cuando se ama?]
ella tomó varias razones con furia,
él las esquivo diciendo:
ninguna es válida,
ninguna y nada y todo a la vez.
entonces cansada de tanta basura antiestética,
decidió acabar con él…
disparando: “es cierto, tu nunca supiste nada,
porque siempre haz sido un mediocre!!”
viéndose herido,
creyó por un momento en la reivindicación
y curación,
pero po más creyó,
más agonía a sus palabras, a su almatada,
a su bucólico idealismo, hasta que se desplomó.
ella cerró la puerta, dejando eco
incluso entre las ventanas;
pero el eco llegó a su mente lánguida
atemorizándola, tocando gélida espalda;
dando cuenta que su crudeza tenía justificación así como
que él tenía razón,
es más, él desangró la verdad: “no sabía amar”.
viéndose derruida y escoltada
por el hecho irreversible,
puso fin a su desesperación,
suicidando su amor propio,
afirmando y asumiendo aún mas, que no conoció el amor verdadero, y que jamás lo conocerá.
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