Los pies del gitano siempre caminan. Como con mente propia, siguen siempre adelante, guiados por las ancestrales huellas de los nómadas, que han quedado en la tierra... En una eterna carrera contra el sol, contra el tiempo, contra la noche. No conocen el cansancio, no conocen la derrota. Sólo conocen el camino.

Conocen todos los caminos andados. Conocen la arena que ha quemado su piel, y la arena que es una trampa en el desierto; las piedras que hacen más firme el camino, y las piedras que los han hecho tropezar y caer; conocen las espinas que atraviesan la carne y les hacen sangrar; conocen la hierba que sana las heridas, la hierba en que pueden descansar, y la hierba que no deben pisar.

Un gitano no se pierde. Sus pies conocen siempre el camino, se guían por la tierra, se dejan llevar por el Canto Supremo, el Lenguaje Universal que habla la Madre Tierra que les dio la vida. Y es la vida de la Tierra la que los guía siempre a donde deben ir... los cuida siempre, y los lleva en el camino seguro.

Los pies del gitano no se rinden. Caminan, siempre hacia adelante, aún cuando el camino es duro, y pareciera no querer ser andado... Los pies del gitano no se detienen, aún si han de aplastar lo que detenga su andar. Luchan siempre, contra los obstáculos, contra las dificultades, contra los peros, paras y por qués del mundo, los pies de un gitano luchan siempre, siguiendo su camino, impreso en su memoria de milenios atrás, de sus antepasados nómadas... Sus vidas yacen en la Tierra, sus recuerdos se quedan en ella, en los caminos, esperando al próximo gitano que camine con un canto en la garganta, una sonrisa en los labios, un abrazo en las manos, y música en el corazón...

Los pies del gitano... siempre en busca del hogar que encuentran solamente en el camino bajo sus pies...

Rodrigo Bolaños y Bowen Alanos