[La puta que te parió]

Es cierto lo que decís, el limón, con el tiempo se pone dulce. No es limón. Pero eso, querido, en la vida de pareja es una chiquilinada. Fue el mejor piropo que me dijo una mujer en la cama. "La puta que te parió", vale más que todo Neruda.
Llegué del trabajo con una rabieta para veinte, si me tiraba un pedo prendía fuego la casa. Y la puerta no se abrió, la derribé de una patada. Mi mujer me conoce. No hubo preguntas, le escupí un "hola" seco, cabrón, casi la despeiné. Me dijo "vení que te muestro algo" y me llevó. Yo seguía pensando en el pelotudo de Gutiérrez, fijate qué mierda, ella me sacó la ropa y empezó con todos los jueguitos. Me conoce, me manejaba como a un muñeco, y yo tenía cuatro ceros y a Gutiérrez en la mente todavía cuando se me puso encima en cuclillas, Calígula un pendejo, te aseguro. Y en eso, cuando no aguantó más, sentí el charco en la panza y el estremecimiento "¡la puta que te parió!" me dijo, y me olvidé de todo y me fui como por el inodoro. Chau mufa, chau Gutiérrez. Por eso te digo que no me vengas con esas pendejadas de la rutina, los limones y el desgaste. Mierdas, cambiá de trabajo o sé creativo porque lo bueno no se contagia, se comparte. Sólo la mierda y la boludez se la pegamos al otro sin darnos cuenta. Y luego nos cae encima, agobiante.