Segismunda vive en su mundo onírico,
Lleno de monstruos y hadas,
De fantasmas y ángeles,
De verdades y mentiras,
De simplezas y complejidades
Ahí en ese mundo paralelo,
que es totalmente producto de su imaginación,
suele perderse por minutos, horas, días y hasta años,
en los que no encuentra ni causa ni efecto de los sucesos,
y en los que entrelaza inexorablemente la realidad y sus sueños
Los personajes que la acompañan
Son reales y al mismo tiempo inventos de su ser,
Ella misma es un simple personaje más,
Solo que a diferencia de los otros,
Ella carga sobre sus hombros la responsabilidad del papel protagonico
Y ese mundo particular tan ajeno a los demás pero tan propio de ella
Se vuelve día tras día su alegría al ser su refugio de toda la humanidad,
Pero al mismo tiempo es su martirio constante,
Porque al ser ella la juez y autoridad reinante,
No puede dejar de juzgarse
Y no es una persona común,
¿Pero realmente quien puede asegurar serlo?
Tal vez sea que lo único que la separa de los otros es que simplemente su onírico mundo,
A diferencia de los mundos propios de todos los demás,
Puede ser visto por sus semejantes sin la mayor dificultad
Y ven los colores y los dibujos,
Y los trazos y las sombras,
Sin realmente analizar sus significados,
Y sin saber que ese mundo que se mira tan sólido,
No es más que un frágil capullo de cristal
Y en ese dilema, pasa hora tras hora Segismunda,
Tratando de encontrar respuestas a las preguntas que le hacen,
Pero más que nada, pasa su tiempo a tratar de contestar sus propias inquietudes,
Tratando de comprender ella misma la telaraña de colores de su mundo irreal pero tan real,
Intentando descifrar su onírico mundo incomprendido |