Alquimista

Enrique llevaba años en el laboratorio tratando de descubrir una formula magica que permitiera controlar (de manera absoluta) el corazon de una mujer.

Mezclaba ciertos perfumes con ciertos antibioticos... no funcionaba.

Batia organos de criaturas con flores: ojos de murcielago, labios de sapo, jazmines de pueblo etc... y no funcionaba.

Un dia toco una guitarra cuyas cuerdas habian sido barridas en miel y en lagrimas... y tampoco funciono.

Desesperado, Enrique huyo a la calle, se subio a una banquita y en publico derramo el alma: "No entiendo porque no puedo seducirlas! Por que no puedo hacerlas amarme? Por que? Por que??? Si soy todo para darme." En eso pasaba una rubia y le dijo "Bonito discurso, guapo"

Enrique quedo perplejo. Resolvio que si con haber dicho esas palabras obtuvo un cumplido, entonces talvez otras palabras en un orden codificado para el subconciente, hubieran logrado que la rubia en lugar de hablarle, se tirase a sus pies.

Concluyo que la formula que buscaba se daria de manera oral, pero diregida por los sentidos, no por los organos; Una letal combinacion de verbos y adjetivos que las mujeres no podrian resistir!

De esa manera, se encerro diez años mas buscando aquella frase de oro: Una sola linea que en pleno fulgor linguistico pudiera hacer a cualquier mujer caer perdidamente enamorada del autor.

Un dia epifanico, Enrique casi rompio la puerta mientras corria hacia la calle a toda velocidad; Trepo a la misma banca que habia colonizado años atras, y a todo pulmon grito:

"Atencion mujeres.....

.... vayanse a la mierda!"