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Azul atravesò la circunsferencia turbulenta que rodea la cùpula de poderes, sigiloso y con mucho cuidado de que lo vieran, si bien no lo conocìan èl por dentro sabìa que nunca seria bienvenido allì; bordeò el lugar y pudo sin que notacen su presencia pasar los límites hasta la zona abierta, siguiò su camino en miles de pasos hasta que frente a el se alzaròn montañas multicolores y de formas conoìdes que hicieron de sus ojos dos arcoiris, impabido contemplò durante largos momentos fascinado de aquellas estructuras que era tan comùn para los lugareños, como siempre pasa, cuando restableciò cuerpo en el no supo resistirse a canteartle a las piedras, las cuales no pudieron gesticular pero el cambio rìtmico de colores de alguna manera me hacia creer que disfrutaban tal homenaje, entre tanto al perder control de sus volumenes vi desde lejos un grupo que levantando polvo se acercaba, nada bueno presentìa, como siempre hice todo lo posible para alertar a mi compañero y como siempre nunca reveleò señal alguna que mi presencia fuera cierta para el, en poco tiempo el polvo se inundò de tal modo que todo se convirtìo en neblinas hasta que por encima de ellas como aves rapaces mas de una veintena de flechas negras con un serpiente atada por cada una de ellas buscaban destino en el trovador de sueños, el sutil sonido que provocaban contra el viento, alerto al fino oìdo del ahijado del Syan que salto atràs de las hijas mas pequeñas de las montañas que lo salvaron, el no se quedò esperando que lo aprisionaran asi respondìò con acordes disonantes los cuales parecian repeler a esos individuos a los que pude ver vestidos con elegantes ropajes. Luego de varios ataques de los cotidianos con los que lucho casi sin tregua, pues solo cesaba a la hora de las melodìas en que el reinado se quedaba inmovil, en esos lapsos Azul intentaba lamerse las heridas con pensamientos originales, invocando la fuerza del Añil para combatir las aficciones, las armas que mas daño le provocaron, la mas usada por los atacantes desconociendo que el poseerlas era parte del hechizo que los hacia permanecer encarcelados a esos lìmites, a norte de los bosques mas lo que ellos conquistaron de otros lugares desterrados, curiosamente recordè a mi mundo.

Texto agregado el 27-01-2005, y leído por 80 visitantes. (0 votos)


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