Quizás esto no sea muy literario, pero necesitaba expresar un sentimiento que brotaba desde mi alma y reclama un lugar.
Amigos:
Tal vez en mi recuerdo tu nombre se aligere del pasado y surja renovado.
Hoy eres estrella peregrina que apagó su luz blanquecina en las tinieblas de lo conocido.
Hoy eres un infierno mío más, aunque sofocado y tibio, ya no candente y encendido. Solo llamas que se apagan.
Te libero del sol de mis mañanas y de la risa que inunda a veces mis tardes esquivas.
Hoy ya no eres ese laberinto fatal que me enredaba en hilos áureos. Hoy vales más que mis inviernos.
Eres la tarde que apacigua la pasión y llama a la vida.
Hoy eres mi tiempo fugaz envuelto en rocío.
Cerré la puerta, devolví la llave y estoy presente.
Lo estaré siempre, en otro lugar, en otro espacio.
Soy consciente del regalo de Dios que dijo: AMIGO…y yo lo entendí mal. Él lo reafirmó: AMIGO. Lo aseguró en tu gesto y la llamada gritó en mi cuerpo.
Puedo quererte mejor desde este lado del río.
Tu mano no se alejará de la mía y seré guardiana, oyente, confidente y amiga.
No te preocupes: sé defender mis cosas queridas y si lo tuyo es cruzar el mar, quemar la selva, estoy acá. Feliz de poder escuchar a tu regreso la epopeya.
Seré la fortaleza que apoye tu caminar y el de ella también, por supuesto.
No quedan argumentos que apaguen el amor. Y yo tuve la suerte de presenciarlo.
El amor de ustedes me enseñó la paciencia.
No soy generosa. Quizás antes de perder todo, prefiera ganar algo más sublime: amigos.
Presencié, presencio aún, gracias a los dos, algo tan fuerte y tan puro que fue una lección.
Yo los elijo. Los elijo a los dos. Juntos. Pocas veces vi llorar de amor y lo aprendí.
Yo que nunca amé en profundidad, salvo a mis hijas, entendí el amor de la mano de ambos. Y se los agradezco.
No sé en que momento presentí que lo amabas y en eso momento me decidí a quererte a ti también. Te presiento una hermosa mujer agobiada de lágrimas y no quise ser una lágrima más para vos. Quiero ser también tu amiga.
No se de donde nacen estas palabras, mi espíritu se aligera al extender este puente. Extiendo mi mano para saludarte y saber que los dos están muy cerca.
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