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Mike vomitó en la mesita del escritorio

Mike escudriñó en el armario de su hermana con el fin de encontrar una carpeta o bien una libretita para poder apoyar sus folios encima, así podría escribir sin dejar marcas en la madera del escritorio. Finalmente alcanzó un suplemento dominical del periódico en cuya portada aparecía la fotografía de John John Kennedy, acompañada de un titular que decía : "Morir antes de tiempo". Ésto le hizo pensar detenidamente en cualquier tema posible para su nueva novela. En realidad, sólo cerraba los ojos durante minutos a la espera de un rayo de luz que se introdujese en su cabezita en forma de gran y esperanzadora idea, pero esto no ocurrió, ya que cada vez es más difícil conseguir la inspiración, y lo es mucho más si no dejas de pensar en ella. De modo que continuó mirando la portada de la revista, en ésta aparecía también detrás del señor John John la cara del expresidente Kennedy, en realidad no recordaba si llegó a ser presidente, "¿Lo asesinaron antes o después del juramento?" se preguntó. "Poca importancia tiene todo esto ahora" se dijo así mismo el joven escritor. Lo único que sabía de John Fitgerald Kennedy era su nombre y que era demócrata, por lo demás sí recuerda haber visto cientos de veces en televisión las horribles pero sugerentes imágenes de su muerte, cuando fue alcanzado entre la multitud por uno o varios disparos, "Fue impresionante. ¿Cómo debió reaccionar tantísima gente?" pensó Mike. Sea comos sea cada día miles de personas presencian centenares de muertes en todo el mundo, seguro que deben de estar acostumbrados.
El estómago le hacía presión, y no entendía como su nariz podía estar todavía congestionada, sobre todo porque llevaba arrastrando un catarro de por lo menos dos o tres meses, pero todo eso no era en absoluto importante. Lo único que merecía como mínimo un poco de atención en esos momentos era despertar de esa maldito letargo y comenzar a escribir decenas de cuentos y poesías, que más tarde podría mostrar a sus cientos de admiradores. Éstos aguardaban impacientes en las puertas de su casa a la espera de verle salir a tomar un café, a tirar la basura, o a recoger el periódico, aunque probablemente jamás lo viesen recogiendo el periódico, pues no aún no había renovado la isncripción para recibirlo en su domicilio, de hecho jamás había formalizado si quiera la primera inscripción para recibir el diario, ya que Mike acababa de cumplir los 9 años.
De nuevo Mike comenzó a sentir terribles náuseas. Esta vez eran bastante intensas, pero como siempre ignoró su dolor interno y continuó escribiendo. A decir verdad, lo más prudente hubiese sido que se levantase de su silla y se dirigiese con extrema urgencia al lavabo, con el fin de devolver en la taza del váter, pero sus continuos mareos finalmente lograron evadirle de la realidad, es decir, le importaba un comino lo que le pudiese ocurrir. Lo cierto es que llevaba ya varios meses, o quizás años, evadido por completo de la realidad. Mike devolvió en la mesita del escritorio.
Todo era de color verde, las paredes eran verdes, y todo lo que su vista alcanzaba había adoptado el viscoso y color verde. En un primer momento, Mike tan solo fijó su vista en el bajo del folio, y se llevó las manos a la boca, "¡Vaya!, ojalá no huebiese vomitado encima de el escritorio de mi hermanita." dijo algo aturdido. Los ácidos expulsados directamente desde su estómago terminaron por deshacer la mitad superior de su mano. "¡Suerte de no haber perdido la mano derecha!", pensó, así al menos podré escribir todo esto. Pero las mayores sorpresas estaban aún por llegar, el vómito que había cubierto por completo el escritorio comenzó desprender un vapor espeso que dificultó la visión nuevamente en el interior de la habitación.
En unos segundos la mesa del escritorio también habia desaparecido. -¿Como le explicaré ésto a mi hermanita mayor?- se preguntó Mike-. Mejor no le diré nada, posiblemente no se de cuenta que falta el escritorio, seguro que llega tan cansada de sus estudios que lo ignora por completo. ¿Y... cómo le digo yo a mi madre que ya no tengo dedos en la mano izquierda?, seguramente se enoje mucho conmigo y me mande a ese médico nuestro tan feo y que no deja de lanzarme miradas amenazantes cada vez que me acerco al ordenador de su despacho.- recordó adoptando su postura de pensar habitual-. Sea como sea debo pensar algo, y rápido, no está bien que por un día que me quedo solo en casa arme todo este estropicio.
El olor había comenzado a ser insoportable, y el acido gástrico había roido el suelo de la habitación de tal manera que ahora podía verse un enorme agujero oscuro que daba al piso inferior. Mike trató de ver que ocurría si el líquido desintegrante alcanzaba a alguno de los vecinos que vivían allá abajo, quizás no pudiese detenerlo y salvarles pero si podría observar con detenimiento todo lo que estaba por ocurrir. Pensándolo bien, Mike no tenía ninguna intención de ayudar a sus vecinos porque éstos le caian bastante mal. Recordaba aquella vez que se encontró con ellos en la puerta de su vivienda y éstos comenzaron a sustraerle sus ropas con la intención de llevárselas para sus hijitos, que malvivían en el interior de una chiquitita habitación de la cual no podían salir. "Esos cerdos de allá abajo merecen cualquier muerte terrible que puedan recibir" dijo en voz baja Mike.
Logró colgarse de los hierros que había en el agujero del suelo y de un salto se coló en el interior de la vivienda. En efecto, la mamá de los niños encerrados permanecía de pié inmóbil en el centro de la sala, su cara presentaba una mueca de horror y repugnancia extrema, la mitad derecha de su cuerpo había sido carcomida por los ácidos. A Mike todo esto no le hizo mucha gracia, sabía que alguien le iba a exigir cuentas. Entonces se acercó al cuerpo rígido y sin vida de su vecina y comprobó que su ojo izquierdo, el único que le quedaba, era de color blanco y había empequeñecido. En verdad, no supo jamás si éste había sido así siempre o se había tornado blanco a consecuencia del horror y la angustia que se debe sentir cuando un líquido viscoso y humeante cae del techo y se adhiere en tu cuerpo deshaciéndolo rápidamente. Mike rió para sus adentros y se preguntó a dónde irían a parar los cuerpos que se deshacen. Seguidamente se propinó él mismo una palmada en la frente, pues era evidente que esa mitad quedaba guardada bajo llave para cuando la persona ingresase en el cielo pudiese unirse o coserse a ella. Sería bastante horrible que su vecina quedase partida por la mitad para el resto de la eternidad. De ser así, El cielo, en vez de ser precioso y lindo sería un espacio repleto de personas sin cabeza o sin piernas, con hachas atravesadas en sus caras o cualquier otra atrocidad a la que se huebiesen sometido en vida. Aún así, no veía el motivo de por qué el cielo iba a ser menos agradable o feliz si estaba infestado de estas desdichadas criaturas, "¿Acaso no merecen la oportunidad de ser felices en el reino de Dios les falte o no la mandibula inferior?" pensó Mike mientras contemplaba los restos de alimentos en proceso de digestión en el intestino grueso de la mujer.
-¡Oh! ¡Cielos! No debo olvidarme de los niños encerrados en la habitación- exclamó -. Pueden escapar y deborarme, será mejor que escape de aquí cuanto antes- Gritó el joven enfermo, que de un salto se introdujo en el piso inferior. Mike logró deducir sabiamente que sin duda los niños desnudos deberían permanecer ocultos en la habitación chiquitita debido a un maldito error de gestación. Las malformaciones que pudiesen tener los niños en cara o espalda sencillamente habrían derivado en una monstruosa y despiadada personalidad maligna. A ésto añadimos la pobreza de sus padres que vagaban por las calles día y noche en busca de algo que hacer con sus condenadas y miserables vidas.
El nivel inferior presentaba un aspecto deplorable. En éste estaban sentados dos ancianos en sus sillones. Ambos eran sumamente parecidos, debían de ser hermanos gemelos. Mike pensó que debía de ser muy triste permanecer los últimos años de tu vida postrado en un sillón mugriento y maloliente, mirando la televisión como un auténtico idiota.
-¡Buenos días señores! Díganme, ¿Ha sufrido alguno de ustedes daño en los últimos diez minutitos?- preguntó de forma animada Mike Pero no hubo respuesta por parte de ellos, salvo el anciano que dejó salir de su desdentada boca un gruñido babeante que causó en el joven Mike nuevos impulsos de vomitar. - Perdona hijo... ¿Acaso no ves que estamos viendo la televisión?- dijo el anciano, que ni tan solo se molestó en girarse para ver quién había logrado infiltrarse en su casa.
-¿No han sentido ustedes un ligero estruendo en el techo de su casita hace unos minutos?- preguntó Mike al tiempo que se tapaba la boca para evitar respirar el repugnante edor a ancianidad. Pero los ancianos ni tan solo se molestaron en contestarle, pues sus mentes permanecían completamente adormecidas y clavadas en la televisión. Mike se sintió aliviado de no haber provocado ningún disturbio en la vieja salita de estar salvo el gran boquete que atravesaba desde el techo hasta el suelo, pero en el fondo de su ser albergaba una escandalosa decepción. ¿Hubiera deseado la muerte de los ancianos? Es probable que si. En cuestión de segundos, el televisor comenzó a desprender una serie de humos de colores. Primero desprendió un precioso y oloroso humo rojo intenso, y seguidamente la belleza y dulzura de la transparencia humeante se tornó en negro opaco. Todos lo ignoraron por igual, pero lo siguiente fue un olor a ácido de batería que le dieron a Mike ganas de reir.
Imaginó por unos instantes que la anciana había nacido anciana, sino hubiese sido por lo absurdo del pensamiento quizás se lo hubiese preguntado a ella misma. El televisor quedó deshecho por completo, ahora sólo quedaban los dos ancianos sentados en sus estrechos sillones fijando sus ojos en el vacío. Permanecieron así hasta el final de su vida, que debió ser aquella misma mañana. Mike se encogió de hombros y decidió hacer algo, se dirigió a los armarios empotrados del recibidor y extrajo del interior una vieja camara fotográfica. Hizo tantas fotografías de las horribles muecas de la vejez que pudo llenar con ellas un álbum entero, algo así como el álbum de los horrores. Por unos segundos pensó dedicarse el resto de su vida a vomitar cuanto pudiese con el fin de deshacer a muchas muchas personas y poder fotografiarlas luego.
Podría comenzar por los cientos y cientos de fans que se agolpaban en el rellano de la entrada a su piso, las reducidas dimensiones de ese espacio aumentaría el número de víctimas impregnadas por su super vómito corrosivo. Pero algo le hizo recordar que él ya había escogido un buen camino, el de relatar cualquier atrocidad que le llenase su penosa vida de escritor. De todas formas cualquier camino que conduciese a la propia experimentación de su interior le parecía una excelente idea. Mike se sintió pleno y afortunado. "Verás que cara mi mamá cuando le enseñe todas las fotitos, seguro que las cuelga en el salón" pensó Mike al tiempo que se le escapaba de su boquita una delicada y deliciosa risita. "¿Y si me corto el resto de la mano y la fotografío también?" pensó Mike sentado al borde del gran agujero abierto en el suelo de la salita. "No, no hay necesidad tampoco de excederme hoy. Me quedan muchos días por delante hasta que no decida algo mejor que hacer con mi vida." Recapacitó luego.
Su recién nacido proyecto de obra debería seguir un orden de acontecimientos, es de suponer la necesidad de regresar al primer piso y fotografiar a la fulana de su vecina, pero para ella guardaba planes mejores...

FIN

Les invito a conocer "Los nuevos juguetes de Evelyn en la feliz feliz noche buena"

Texto agregado el 26-01-2005, y leído por 336 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
16-05-2005 Clavado a la silla siguiendo su descenso al Maelstrom de su propia digestión. No puedo menos que ansiar ver si Mike explora el cristal que nos observa. Seguiremos, encantados, el viaje por estas galerías. Hutter
20-02-2005 Es un texto interesante , un personaje muy interesante, imaginaba una pelìcula al leerlo, extraña, pero que quizas pueda dejar muchos preguntas para pensar . kinsol
13-02-2005 un niño de 9 años con ataques de ansiedad...aquí nadie se salva. está muy bien vladeemer, me muy en tu línea, muy bueno. un besazo, nos vemos en alguna fábrica de chocolate nieve
11-02-2005 excelente, lo mas creativo que he leido ultimamente, un saludo kaly
11-02-2005 divertido, diferente, audaz, creativo, me ha gustado mucho, lau marazul70
10-02-2005 Posiblemente eres aquí la persona con más madera creativa, algo ácido, pero sigue así aprendiz de allan poe. Un beso iolanthe
28-01-2005 Querido amigo Vladeemer, una vez más me quedo asombrada ante tu peculiar estilo, que has llevado esta vez al extremo. Felicidades, porque nunca un extremo me había deslumbrado de esa manera. Lurylow
 
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