“¿acaso un momento de felicidad no es suficiente para toda una vida?” F. D.
Así te esperaba, caminando por la misma calzada por la que yo andaba, pero en sentido contrario, oportunidad perfecta para verte bien y saber que eras tú, saber que quizás también me esperaste por mucho tiempo, pero al fin era la hora de vernos. Así te soñé, esa forma de andar que no incitaba más que a segur el mismo camino tuyo, ese cuerpo tan cerca y tan lejos de la perfección, como lo he deseado, la armonía entre el tono oscuro de tu pelo, y el claro de tu rostro, que irradia lozanía, tu boca pequeña, de niña aún, que deja entrever cierta inocencia, que claramente se refuta con una sonrisa casi perversa, y por fin lo que más me impactó, tu mirada que busca la mía que busca la tuya, y al encontrarse juegan a retarse entre sí, a ver cual cae fulminada primero, y una ceja que se alza va, y una sonrisa viene y tu ganas mientras acabas de pasar, y yo me quedo soñándote como siempre, no, con más nitidez, y voy feliz. Algunos minutos más adelante me doy cuenta de que ya no estás, de nuevo no estás y probablemente no lo estarás nunca, nunca más. |