Llegó la noche que tanto había esperado. Sentía que por fin iba a ser suyo, poco a poco comencé a entrar en calor.
Las velas encendidas, su mantel preferido, su agua finamente gasificada y mi sunga con lunares rojos hacían de ese momento algo realmente excitante.
Suena el timbre y la puerta se abre lentamente. Era ella, traía consigo una damajuana de vino tinto y su mirada oculta tras sus anteojos culo de botella (muy sexies por cierto), interrumpieron mi momento de relax.
Mi polola había llegado, estaba más hermosa que nunca y a la vez percibí en ella cierta anormalidad.
Me saluda, dejándome ver a través de su profundo escote mucho más allá de su pecho. Su dulce voz me dijo: “Papi...te deseo”, incitándome a rasgar sus ropas y arrojarla en mi lecho.
Mis nervios afloraron, el momento había llegado, y comencé a somatizarlo. Miles de cosquillas recorrieron mi cuerpo y no podía dejar de sudar. El aroma de mis juanetes tras sacar mis panty-medias perfumó aquel cuartucho del Pk2DoGt Building.
De pronto perdí el control. Mi esfínter se insensibilizó, dejando que mis gases nobles compitieran con los que emanaban mis pies.
Ohhh....ella demostraba estar disfrutando ese instante. Como Adán y Eva encontramos en la camucha, nuestro paraíso momentáneamente intoxicado.
De pronto, perdidos en el éxtasis del sexo animal, y tras explorar su cuerpo, noto que algo entre nosotros sobraba.
Al principio me asusté, aún así con la cachondez que teníamos seguimos jugando a amarnos.
He aquí el problema...Deseaba darme placer, pero de una forma poco convencional.
Le dije casi gritando... “Acuérdate tú...soy Lento. Flatu Lento”, pero el joven niña seguía con ganas de ir mucho más allá de mi colon.
Al final consiguió vencerme, fue como poner un corcho en una botella de sidra luego de ser agitada.
Lo disfruté, no puedo negarlo, pero mi pololo travieso nunca lo olvidará. Su amigo, cual pedazo de carne putrefacto, ya no sería lo mismo..

Fui el primero, y desde ese entonces fui el único. Yeah!