un viejo campachano en un pueblo llamado santa Ines.
en la Pampa

me hablaba de las milongas campestres
en su fragil y vieja casa,
tamboreaba con sus dedos los tres ritmos de su milonga,
es que el tango es hijo de la milonga ,
nacio aqui entre hombres de la pampa,
"lo que se baila no se cuenta"
me dijo con una "exprecion casi maliciosa"
las guitarras ,
no se conocia el bandoleon
este llego con los emigrantes,
tanboleando con los dedos en su mesita ,


en el pueblo con el frio no paran las flores
hay el viento del sur que se las llevan,
su pequeña chibolita las acompañaban otras mas pequeñas,
entonces lo ultimo que quedaba era el silencio en el paramo..


lo unico que vive aqui es el recuerdo
cuando niño e visto los paisanos tocando
hoy somos dos los que estamos,

Don Riquelme como me dicen y don Rosendo que vive,
las coplas de mi guitarran
recuerdan los que no estan,
dejo de sonar los dedos y tomo su guitarra
una grave y triste melodia,


como sacando arrancando las cuerdas
las tristezas duelen
cuando el cantador canta solo ,
la tarde llego con su oscurida
goteaban sus lagrimas
en la guitarra
sali
en silencio
una ventanilla golpeaba sus chapas de zing
me puse a caminar y conversando con el pasado,
no me quise detener..