Vacío,
Como un héroe sin su leyenda,
Desquiciado,
Como un cantautor sin su canción,
Rebelde,
Como cien presos a la espera
De que llegue la condena
De jamás volver a decir adiós.
Inútil,
Como un autobús sin pasajeros,
Cerrado,
Como un bar que se quemó,
Intranquilo,
Como la mar de ese triángulo
Que bebe de los desquiciados
Y que todo se lo llevó.
Errante,
como un Sunami sin mala fe,
carente,
como un sobre sin remitente,
frustrado,
como una monja sin compasión
perdida en un libro de anticuario
que no enseñaba a llegar a Dios.
Vagabundo,
Como príncipe sin princesa,
perdido,
como pasajero sin avión,
maldito,
como un sermón sin oración
cantado en una tarde sin su noche
que pierde su eterna luna
por no haber salido el sol.
Relegado a unas letras,
Relegado a unos versos,
Relegado a martes sin miércoles,
a un vacío tan carente...
relegado a no decir adiós.
(A Malice, porque “ADIOS” siempre sea una palabra que nunca entre en nuestro vocabulario, de nuevo perdonen el sabinismo) |