Llego a la oficina y la busco con la mirada, igual que el día anterior, igual que todos los días desde que la conoció.
Ella nunca lo miraba, tal vez ni sabia que ahí estaba, pues el nunca se había atrevido a entablar conversación con ella, sin embargo ella estaba en sus pensamientos todo el tiempo pero mas durante sus sueños, al despertar la buscaba a su lado y terminaba por entender con disgusto que su sueño se repetía sin el quererlo.
Esa noche la volvió a ver mientras dormía, como las veces anteriores su alma se acerca a ella flotando como un fantasma, ella sentada en un jardín no noto su presencia, llego a ella por la espalda y con su voz le dijo al oído cuanto la amaba, ella sintiendo el suave aliento de su enamorado, movió la cabeza creyendo que era el viento que la despeinaba, sus manos la tocaron haciéndola estremecer con la suave caricia, el recorría su cuerpo con tal ternura y delicadeza, que la piel de su amada se erizaba por la sensación que producían esas manos invisibles.
En esa parte del sueño ella siempre se levantaba y asustada corría entre los arboles y las flores que parecían protegerla e impedían a su enamorado perseguirla, pero esta vez no sucedió asi.
Ella empezó a disfrutar las caricias y su mente se dejo llevar por la sensación recibida, pronto sintió sus manos, comenzó a escuchar su aliento, la suave brisa que movía sus cabellos se transformo en palabras y ella escuchó por fin a su enamorado decirle cuanto la amaba, su mente empezó a liberarse y su cuerpo respondió a las caricias, sus labios se llenaron de los besos tantas veces rechazados y su corazón se lleno de paz y gozo, el la empezó a desnudar y ella hizo lo mismo con el, ambos ya sin temores se amaron con tanta fuerza que el sol los encontró jugando sobre la cama sudando por la pasión.
Llego a la oficina y la busco con la mirada, igual que el día anterior, igual que todos los días desde que la conoció.
Pero hoy sucedió algo extraño, sus miradas se encontraron y ella al verlo le brindo una sonrisa, al llegar a su escritorio encontró una caja pequeña, el extrañado la tomo entre sus manos y la abrió con cierto recelo, pensando que era una broma de algún compañero de trabajo, dentro había una tarjeta que solamente decía:
No me dijiste tu nombre…..
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