Veo lo fácil que sería poder besarte y no lo hago,
Probablemente me rechazarías y yo volvería a besar la boca seca de mi soledad,
Siento el roce de tu piel cuando pasas a mi lado, y distraídamente me tocas,
Percibo tu perfume y me gusta más aún que a ti (pudiera asegurarlo),
Miro tu rostro e imagino los diferentes matices que tomarías si intentaras cosas diferentes,
Y me gusta,
Pero ante todo debo decir que me fascina la que veo, la que eres,
Más que la que serías si tu imaginación y deseos fueran iguales a los míos,
Escucho tu voz y me acuerdo de un lejano sueño,
De una canción casi perdida en el olvido,
Casi alojada en mi corazón sin que yo me diera cuenta,
Invadiendo sin permiso mi alma y esa canción eres tu misma,
Que amañas la caída sensual de tu pelo para verte aún mejor (si esto fuese posible),
Que me miras y pierdo las nociones de tiempo y espacio,
Que me sonríes y seria capaz de dejarlo todo y seguirte a ti,
Cuanto tiempo ha de pasar para verte junto a mí,
Sentir que tiemblas por el frío y abrazarte para darte un poco de calor
Mirarte de cerca y presentir un beso,
Mantener los ojos abiertos mientras veo con ternura como vas errando los tuyos,
Tomarte de la cintura y llevarte hacia mí,
Cerrar mis propios ojos, con esfuerzo, pues adoran verte,
Para al fin entregarme al encuentro tibio de las bocas,
Esa lucha calida allí donde siempre se pierde con gusto,
Sentir ese calor que pasa dentro de mi cuerpo como una descarga eléctrica,
Y que por último me embriaga,
Calor que imagino también y deseo,
Y que contrasta con el frío de tu inacabable desdén.
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