CARGADA TE LLEVARE.
Pedro Maneto, esa noche había soñado que cuando bajaba por el puentecito que cruza el río para llegar a su casa cayó sobre su hombro un saco amarado en ambas puntas y cuando lo tiró al piso y lo destapó, tenía adentro una mujer pequeña de ojos luminosos que le dijo.- Hola mi amor, despertó desconcertado y la imagen de la mujer del sueño lo persiguió en su vigilia hasta la madrugada. En la mañana en vez de continuar con su rutina, que era buscar Mangos, Nísperos , Coco o cualquier fruta por los lados de la Bercón de Esteban, se dirigió hacia el Remaniente, revisó las matas de Mangos en el Pozo, estaban cargaditas, en la huerta de Angela también observó que había muy buena cosecha de Mangos, lo mismo que donde Pelón, después hablaría con los dueños para tumbar los mangos y venderlos en el mercado. Siguió caminando hasta llegar a la Bercón del Charal, allí estuvo un rato, se lavó las manos, y se dirigió silbando hacia el terreno donde juegan pelota de goma , a esa hora , diez de la mañana no había nadie, así se entretuvo un rato cortando con el machete un palo de una mata de platanito. En ese momento escuchó que varias muchachas se acercaban caminando y conversando; eran : Dorina , Dulce y Pupo, las hijas de Pedro Antonio y Reina. Cuando pasaron frente a él Dulce y Dorina lo saludaron, ya que algunas veces lo habían visto por el pueblo, pero Pupo lo veía por primera vez por eso no le dio un saludo pero le clavó una mirada que petrificó a Pedro Maneto, ya que era una mirada cargada de ternura, y este sólo había recibido a sus veinte y dos años miradas de respeto y lástima por partes de las mujeres. Ellas siguieron caminando y el las siguió con la mirada ya que Pupo volteaba a cada rato y le lanzaba esa mirada que lo comenzó a inquietar y despertó repentinamente en su memoria a la mujer del sueño, claro era ella, de pronto lo invadió una alegría desbordante y por eso empezó a cantar una serenata margariteña: Acércate a la reja Margariteña ven por favor, la noche está preciosa y el viento suave habla de amor. Interrumpió la canción por que había tomado una decisión; en vez de encaminarse a su casa, se dirigió hacia el lugar por donde se fueron las muchachas. Pedro llegó al sitio donde ellas se encontraban, se montó en una mata de cupey, donde podía observarlas sin ser visto. Ahora si se dio cuenta de lo que estaban haciendo, buscaban tierra para las matas. Escuchó cuando Dulce dijo. - Pupo abre bien el saco; y era que esta sostenía el saco, mientras Dulce y Dorina lo llenaban con residuos de palo que formaban el abono para las matas y que ellas mandaban a vender para el mercado a un real por saco. Pedro sabía ya que se llamaba Pupo y observó también otros detalles de su figura ; era blanquita como un vaso de leche, el pelo amarillo, y unos ojos casi verde saltones que le daban cierto aire de Italiana. Cuando vio que casi habían terminado se bajó de la mata y sigilosamente se encaminó más adelante hacia la Bercón por que sabía que iban a pasar por allí. En efecto al poco rato escuchó el cuchicheo de las muchachas y observó que cada una llevaba un saco en la cabeza, decidido fue hacia ellas ,y con su voz ronca y tenebrosa dijo: -Muchachas, por que no dejan eso ahí yo me llevo esos tres sacos. Ellas vacilaron un momento, pero ahora fue Dorina la que respondió, - Bueno si es su gusto y Pedro montó en su hombro los tres sacos y se encaminó a la casa de Reina seguida de las tres muchachas. En el trayecto Pedro escuchó cuando Pupo dijo .- Hay chica ese Bicho si es guapo, se montó esos tres sacos que están pesados, y Pedro Maneto pensó para sus adentros: - Ay Pupo algún día también te cargaré a ti.
Después que Pedro Maneto tiró los sacos en el patio de la casa y se fue Reina preguntó - ¿muchachas por que pusieron a ese pobre muchacho a cargar esos sacos?, y Dulce dijo.- ay mamá si el se ofreció, mientras Pupo pasaba directamente al escusado y mientras hacía las necesidades empezó a pensar en aquel hombre que apenas había conocido, no sabía por que pero le llamó tanto la atención que ansiaba volver a verlo lo mas pronto posible. Lo mismo le pasó a Pedro Maneto, cuando llegó a la casa de Reina y tiró la carga lo invadió un súbito nerviosismo, iba a pedir un poco de agua pero no atinó a decir nada, por eso salió rápidamente sin que diera tiempo a ellas de darles las gracias, sólo atinó ver por sobre el sudor que corría por su rostro los ojos de Pupo que le transmitieron un mensaje que el interpretó como de amor. Cuando llegó a su casa se metió en el excusado y ahora si empezó libremente a pensar en Pupo, ¿cómo haría para verla?, es que quería encontrarse de nuevo con esa mirada que hacía que lo invadiera una alegría infinita . Todos notaron esa tarde cuando escuchaban Martín Valiente que Pedro que casi nunca sonreía, soltaba una carcajada por cualquier motivo y empezaba a bailar moviendo su pie defectuoso. Esa noche casi no pudo dormir, era la primera vez que le ocurría, siempre llegaba cansado de tanto tumbar frutas y cargarla para la casa que cuando se acostaba en la hamaca dormía profundamente hasta las 5 y media de la mañana; pero esa noche no, había visto a Pupo y ya sabía que sería la mujer que le pariría los cinco hijos que pensaba tener y lo acompañaría por el resto de su vida. De tanto pensar en Pupo le dolía la cabeza, pero seguía pensando en ella. Veía cuando la abrazaba y la besaba profundamente, cuando hablaba con sus padres para casarse, todo esto pensaba, y así lo agarró el amanecer. Se paró, se lavó la cara y a las cinco de la mañana salió de su casa y caminando respirando profundamente se dirigió a la casa de Pedro Antonio, para seguir mirando a Pupo.
Subió por la Caja de Agua brincó por la huerta de Isaías León, siguió por detrás de la casa de Esteban, paso por los terrenos de Nicha León, y finalmente llegó a la huerta de los Boadas, primero por lo de Julio, luego por lo de Tello, seguidamente por el terreno de Damaso y Victoriano para llegar al Terreno de Chencho, que colindaba con la casa de Pedro Antonio; allí llegó se agachó en la pedrí y por encima de la malla empezó a vigilar la casa de Reina. Percibía el olor a café en la casa de Tota, y vio cuando Chacho, salía rumbo a la bloquera, donde trabajaba. Benito Rojas, el abuelo de Pupo, ya a esa hora 5 y 30 de la mañana se encaminaba a la Bercón del Charal ya que le tocaba ese día administrar el agua. Benito se agachó para agarrar una botella de ron que se había tomado Luis Gonzalez, lanzó la botella hacia la huerta de Chencho, de broma no cortó a Pedro ya que la botella pegó en una piedra los vidrios saltaron y Pedro tuvo que tirarse a un lado por que los vidrios iban directamente a sus ojos. Benito siguió rumbo a la Bercón y Pedro Maneto continuó allí agazapado esperando que Pupo se levantara para verla. A los cinco minutos tuvo un sobresalto, es que vio que alguien salía de la casa, tuvo la impresión de que era Pupo, pero luego al ver bien se dio cuenta que era un muchacho, después se enteró de su nombre: Valentín, el hermano _ de verdad que si se parece a la hermana pensó., Pedro empezaba a inquietarse, iba a dejar de oscurecer y ella no aparecía. Ese primer día también ocurrió algo inesperado, de pronto empezó a llover y tuvo que salir corriendo a meterse debajo de una mata de Nispero, allí esperó a que escampara y como eran ya las seís y media se fue costeando la huerta, subiendo por los lados de la Bercón del Charal, pasando por El Leñatero, siguiendo por El Piñar, y por allí siguiendo el rumbo del Rolón llegó a la Bercón de Esteban donde tenía que recoger unos Nisperos. Ya al medio día, llegó a su casa cargando dos sacos de Nisperos. Comió y otra vez tuvo que subir a la montaña a buscar leña ya que quedaba muy poca para prender el fogón. Estando buscando leña de pronto vio en una mata de guatacare una rama, que tenía forma de pájaro, la cortó se la trajo para su casa y con un cuchillo, empezó pacientemente a moldearla, ya tenía el regalo ideal para el día que por fin hablara con Pupo.
Pupo tampoco durmió bien esa noche. Pensaba y pensaba cada vez con mayor intensidad en aquel hombre con cara de calavera que la había deslumbrado desde que le disparó la primera mirada, por allá por los lados de la Bercón. Ella dormía en una cama con Dulce que era menor que ella y a la que estuvo a punto de comentarle algo para ayudarla a descifrar el sentimiento que estaba naciendo en su corazón, pero no, apretó los labios y guardó silencio. Sin embargo fue Dulce quien le comentó cuando apenas se habían acostado.- ¿verdad Pupo, ese tipo que nos ayudó con los sacos de tierra tiene la cara como una vaca? y Pupo como para ponerle punto final a la conversación le dijo:- dulce, tiene cara de vaca pero es guapo como un toro y vamos a dormir que tengo mucho sueño. Y era mentira por que no podía dormir pensaba en ese hombre al cual todavía ni siguiera le conocía el nombre y lo veía en su pensamiento como su protector, como su hombre. Pero llegó un instante en que vaciló ¿pero si ya tiene mujer?, ¿pero por que me miró así?. Ya vencida por el cansancio durmió un rato, y empezó a soñar con el mismo hombre al cual dedicaba su pensamiento hace rato, soñaba que la tomaba entre sus fuertes brazos y la cargaba llevándola montaña arriba, caminaban sobre caminos de rosas. Pedro con ella entre sus brazos frotaba en el ambiente y ella sonreía, estaba feliz, pero despertó justo cuando la iba a besar por primera vez. Eran ya como las 5 y 30 de la mañana, Pupo se levantó a orinar y cuando entró de nuevo al cuarto para seguir pensando en él, Pedro llegaba al frente de su casa, se acurrucaba detrás de la pedrí para tratar de verla en el resplandor de la mañana .
Pedro Maneto por cinco días seguidos siguió con la misma rutina, levantarse temprano en la mañana y llegar al pie de la pedrí de la Huerta de Chencho a ver si por lo menos unos pocos segundos mirar a Pupo levantarse en la mañana. Todo cambió al sexto día, como siempre estaba a las 5 y 30 de la mañana escondido detrás de la pedrí al acecho de todos los movimientos en la casa de Reina. Benito como siempre se levantaba muy temprano en la mañana, ya Pedro sabía lo que siempre hacía, iba al camino, se agachaba agarraba cualquier cosa, un papel, lo que fuera, lo tomaba y lo lanzaba a la Huerta y luego seguía por el camino, rumbo a la Bercón, Pero ese día Benito se agachó, tomó algo del suelo, pero no se fue por el camino a la Bercón, si no que saltó la pedrí por un boquete que allí había. A Pedro Maneto no le dio tiempo de nada de pronto se encontró chocando de frente con Benito, el cual dijo sobresaltado, -Epa, ¿Quién es usted?- Señor yo soy Pedro Maneto el hijo de Micaela dijo Pedro, y Benito le ripostó .- ¿y que hace usted por aquí? Pedro se quedó un instante pensativo y al final dijo.- Exactamente quería hablar un momento con usted.- bueno mijo vamos a conversar en la casa dijo Benito. Pedro Maneto no estaba preparado para entrar en la casa en ese momento, pero Benito ya se dirigía a la casa y Pedro tembloroso lo siguió, se metió la mano en el bolsillo del pantalón y apretó con todas sus fuerzas el pajarito de palo que había fabricado para obsequiárselo a Pupo.
Pedro Maneto entró por segunda vez a la casa de Pupo, pero ahora estaba seguro de lograr el objetivo de verla. Benito lo invitó a sentarse mientras en la cocina Reina empezaba a prender el fogón para hacer el café. Benito acercó una silla y se sentó al lado de Pedro y le dijo: -y entonces ¿ Para que me busca usted? Pedro ya tenía preparada la repuesta.- Lo busco para ver si puedo tumbar los cocos de las matas de su huerta, es que me encargaron unos cocos secos y por allá no se consiguen.- Caramba ¿no hay cocos por la Bercón de Esteban? que raro ripostó Benito y enseguida continuó.- Bueno en las matas hay bastante si te montas y lo tumbas, te lo pongo cada coco a una locha, y puedes empezar cuando quieras, .- Bueno puedo hacerlo ahorita mismo si es preciso dijo Pedro. En ese momento Reina salió de la cocina y dirijiendose a Benito le dijo.- él ayudó antier con los sacos de tierra a las muchachas, y ahora ¿Qué hace por aquí a estas horas?.- Vine a hacer un negocio con el señor, le voy a tumbar los cocos.,iba a continuar hablando pero se quedó paralizado Pupo estaba saliendo del cuarto y el corazón le empezó a latir desenfrenadamente cuando se encontró con su mirada y pudo captar en sus ojos el resplandor del amor. Benito le dijo.- ¿ que pasa?, estas como pálido.- Debe ser que anoche no dormí bien. ¿cuándo nos vamos? dijo Pedro.- tranquilo chico ¿no ves que todavía está oscuro?, además vamos a esperar que esté listo el café dijo Benito. Pupo también se sorprendió ya que no pensaba nunca encontrarse con la mirada de Pedro al salir del cuarto, fue al baño a orinar y se acordó que había soñado con él, en el sueño lo veía hablando con sus padres para pedirle la mano. Salió del escusado y escuchó la voz de Reina que le dijo:- Pupo ven acá llévale café a tu abuelo y al señor, temblorosa tomó las dos tasas y llegó donde los dos hombres conversaban le dio primero la tasa a Benito, estuvo a punto de derramar el café cuando le dio la tasa a Pedro, y Benito le dijo.- esa muchacha parece que todavía está dormida. Pedro sorbió el café de un solo trago, y le entregó la tasa a Pupo diciéndole,- Gracias mija. Pupo siguió hacia la cocina y Benito dijo.- bueno vamos a ir ya pá enseñarle cuales son la matas de coco. Llegaron a la Huerta de Benito, y Pedro vio que eran como doce matas de coco y aunque era rápido maneando y tumbando los cocos le dijo a Benito que iba a durar tres días en esa tarea, claro lo que quería era tener más tiempo para tratar de hablar con Pupo. Benito lo dejó sólo ya que iba a limpiar un terreno cerca de allí donde iba a sembrar maíz. Pedro subió la primera mata, se instaló en el copo y empezó a tumbar cocos, la mata tenía como quince cocos . Desde arriba se veía el techo de zinc de la casa de Reina y Pedro trataba de ver si la veía, pero fue infructuoso, se bajó recogió los cocos y los amontonó poniéndolos todos junto. Luego clavó un pico que le había prestado Benito y empezó a pelar los cocos. Eran como las 9 de la mañana, le faltaban todavía cinco cocos por pelar, estaba sudoroso, Benito seguía limpiando, Pedro fue hacia la mata de coco a orinar, bajó el cierre, pero tuvo que cerrarlo rápidamente por que frente de el con una bolsa en la mano y pálida estaba Pupo.
Dorina era la encargada de llevarle la comida al abuelo, pero ese día tuvo que ir al dispensario a sacarse una muela ya que el dolor no la dejó dormir toda la noche, fue por ello que Reina le dijo a Pupo que le llevará la comida a Benito. Pupo vio cuando Reina ponía las dos arepas y los dos pedasos de pescao salao en un plato y los metía en la bolsa, fue por ello que le preguntó.- mama ¿y esas dos arepas? y Reina le dijo .-es una para tu abuelo y la otra para ese pobre muchacho que debe estar estrangantao. Pupo tomó la bolsa con la comida y caminó emocionada hacia donde estaban los dos hombres. De verdad que no era muy lejos pero caminó rápidamente y en pocos instantes llegó al sitio. Lo primero que vio al llegar fue unos cocos amontonados y al levantar la vista hacia la mata de coco vio a Pedro que se estaba bajando el cierre para orinar. Por eso se quedó petrificada y Pedro que también estaba sorprendido le dijo.- Disculpe, de verdad no sabía que estarías por aquí, y Pupo sonrojada le dijo .- aquí está la comida de mi abuelo, ¿dónde está él?.- está limpiando por allí dijo Pedro señalando hacia los lados de la quebrada y ¿tu de verdad te llamas Pupo? y sin dejarla hablar se sacó de dentro lo mas profundo de su corazón una frase que encerraba varios días de insomnio.- Pupo me estás volviendo loco, creo que no puedo vivir sin ti. Pupo escuchaba sin pestañar, con los ojos fijos hacia donde estaba su abuelo, que en ese momento venía hacia donde ellos estaban y Pupo sólo alcanzó a decir.- después hablamos, ahí viene mi abuelo. Pedro estuvo escasos segundos para darle a Pupo el obsequio que le tenía por eso se lo lanzó esta lo tomó en el aire, lo empuñó y cuando Benito llegó le dijo.- ahí está la comida y dice mi mamá que cuando vayas pá la casa le lleves unos limones. Benito tomó la bolsa saco una arepa le puso encima un pedazo de pescao y se lo dio a Pedro , el tomó la otra arepa y se sentó a comer, mientras Pupo daba la vuelta y caminaba hacia a su casa, en el camino abrió la mano y vio lo que ese hombre le había obsequiado.- un pajarito de palo, tan bello dijo, cerró los ojos, lo acercó a su boca y le dio un beso, en ese instante escuchó la voz de Valentin que le dijo.- ¿muchacha que es eso que tienes en las manos?.
Pupo no le contestó nada a Valentín, simplemente comenzó a reír, y salió corriendo para su casa. Valentín llegó justo cuando Benito y Pedro terminaban de comer, tomó una perola y se dispuso a buscar agua en la Bercón, Pedro le dijo -voy contigo así aprovecho de estirar las piernas ya que estoy añingotao. Valentín era un muchacho de catorce años y con un gran perecido a su hermana Pupo, caminaba delante de Pedro y este le preguntó, ¿ tu estás en la escuela?,- estoy en tercer grado dijo Valentin y Pedro le dijo – y ¿tus hermanas estudian?.- Dulce y Dorina están también en la escuela dijo pero Pupo; la que trajo la comida nunca quiso ir a la escuela dijo Valentín. Llegaron a la Bercón tomaron el agua y llegaron de nuevo a la huerta, Valentín se quedó viendo cuando Pedro Maneto se subía a la mata de coco, y lo ayudó a recoger los cocos y amontonarlos para pelarlos, Pedro le estaba tomando cariño a Valentín, y pensaba que iba ser la persona que lo iba ayudar el día que se robara a Pupo, si por que ya estaba decidido, se iba a llevar a Pupo para su casa. Ya al mediodía Pedro bajó junto a Valentín a su casa, cuando llegaron a la casa de Reina, Pupo estaba en la sala barriendo el piso y cuando vio a Pedro salió corriendo hacia dentro y Valentín le dijo- Pupo cuando te vio fue como si hubiera visto al diablo y Pedro dijo.- es que soy muy feo y se despidió hasta el otro día. Ya en su casa caminaba inquieto y era que estaba buscando un sitio donde ubicar a Pupo cuando se la trajera. No tenía cama, sólo tenía una hamaca, caminó metió la mano en un pote que guindaba en el techo y sacó varias monedas que tenía guardada. Al cabo de un rato se vistió y salió de la casa. Como a las cinco de la tarde apareció cargando en el hombro un colchón que había conseguido fiado y que pensaba entrenar dentro de dos días, que era el tiempo que tenía estipulado para tener a Pupo en su casa.
El otro día en la mañana Pedro Maneto no fue a la huerta de Benito si no que se dirigió hacia la Bercón de Esteban a buscar unos mangos y unos mameyes que le habían encargado, de paso traería también un poco de leña. Mientras Pupo llegó nuevamente a llevarle la comida al abuelo como el día anterior, Reina había puesto dos arepas, Pupo llegó a la Huerta con la comida, pero se quedó desconsolada por que Pedro, el hombre que ya quería con gran intensidad no estaba allí. Benito tomó la comida y comentó en voz alta - ¿que le habrá pasado a Pedro que no ha venido hoy ¿, Pupo se mordió los labios y salió para su casa corriendo. Miles de pensamientos le pasaron por su mente,- ¿Estará enfermo?, ¿no vendrá mas?, conchale ya yo tampoco puedo vivir sin el, Pupo se tiró al suelo a llorar. A las once y media de la mañana, llegó Pedro Maneto a su casa, tiró la carga en el patio y sin detenerse , salió de su casa, pasó por la bodega de Leandro, compró un cuartito de anís y se fue caminando, subiendo por los laos de Valerio hasta llegar a la casa de Reina, se detuvo en la puerta y decidido llamó:- Valentín, este apareció en la puerta y Pedro le dijo,.- No pude venir en la mañana, pero ahorita si le voy a echar pichón ¿quieres ir conmigo?, es que necesito que me ayudes a amontonar los cocos. Pupo estaba en la cocina y el corazón le empezó a latir al escuchar la voz de Pedro y al asomarse en la sala pudo verlo. Valentín, se estaba poniendo la camisa en el cuarto y Pedro aprovechó para decirle a Pupo en voz muy baja, que sólo ella escuchaba.- mañana es el día, te vas conmigo. La salida de Valentín hizo que Pupo saliera corriendo a la cocina. Pedro y Valentín salieron, al llegar allí encontraron a Benito que al verlo llegar le dijo.- ¿qué te pasó?, bueno ahí tienes la comida yo voy a seguir limpiando y se fue. Pedro llegó directamente a montarse en la mata de coco, ya le faltaban como tres, en dos horas calculaba que la dejaría sin coco. Subió a la mata y le dijo a Valentín que le aguantará el cuarto de anís todavía sin destapar, ya estando en el copo con el cuchillo cortó un coco tierno y se tomó el agua de un solo trago, luego empezó como un loco a tumbar y tumbar cocos hasta que la mata quedó sin nada. Bajó, le pidió el cuartito a Valentín, lo destapó, se tomó un trago y le ofreció uno, este sin pensarlo se lo tomó, recogieron los cocos lo amontonaron y Pedro se subió en la otra mata. De igual forma después de amontonar los cocos se tomaron un trago de anís. Pedro montó en la última mata, está la descargó rápidamente. Valentín con los dos tragos ya empezaba a sentirse mareado. Después de amontonar los cocos Pedro empezó a pelarlos y al cabo de un rato se le acabó el cuarto de anís. A Pedro le quedaba todavía para comprar otro cuarto por eso sacó la plata y le dijo a Valentín.- vete por aquí por dentro , sin que te vean en tu casa y en la bodega de Leandro compras un cuartito de anís. Valentín salió a hacer el mandado, Pedro quedó pelando los cocos y pensando que con el otro cuartito ya debería rascar a Valentín y le pediría que lo ayudara para en la mañana llevarse a Pupo.
Cuando faltaba poco para acabar el segundo cuartito de anís, Valentín se sentía como flotando en el aire, de verdad estaba mareado. Habían terminado de pelar los cocos que estaban amontonados en espera de meterlos en los sacos y cargarlos, eso sería al otro día. Pedro le ofreció a Valentín el último trago de anís y cuando se disponía a tomarlo le dijo- Valentín tienes que ayudarme; mañana me llevo a Pupo, Valentín sorbió el trago y con la voz entrecortada contestó- Te vas a llevar a Pupo, ¿como es eso?, ¿ ya hablaste con mi mai?, y Pedro prosiguió- yo no aguanto mas, te aseguro que la voy a hacer feliz, lo que quiero es que le digas que me espere mañana a las 5 de la mañana en la huerta de Chencho. Valentín ya casi borracho no sabía que contestar por eso Pedro le volvió a decir- anda Valentín , dime que me vas a ayudar, dime que le vas a decir a Pupo lo que te dije, entonces Valentín dijo- bueno tá bien vamos pá ya que se lo voy a decir de un solo coñazo. Caminaron hacia la casa, Pedro traía aguantado a Valentin que casi no caminaba y ahora si sintió miedo. Sin embargo al llegar a su casa Valentín recobró un poco el aplomo, abrió la puerta y se metió a su casa, mientras Pedro seguía rumbo a su casa llevando en su pensamiento la imagen de Pupo. Cuando Valentín llegó a su casa no había nadie en la sala por eso pasó directo al cuarto, pensaba acostarse pero se acordó de lo que le había dicho Pedro. Salió afuera al patio, empezaba a ver todo borroso, se recostó en una mata de nispero, el sabor dulce del anís le vino a la boca y empezó a vomitar. Pupo fue la primera que lo vio y llegó a donde él estaba, y al encontrarlo en ese estado dijo- coño tu estas rascado y Valentín vio a Pupo entre las brumas de la inconsciencia y le dijo- Pupo Pedro te viene a buscar a las 5 de la mañana, espéralo en la Huerta de Chencho, al terminar de decir esto se desplomó y calló en la tierra. Entre Reina, Pupo y Dorina lo cargaron y lo acostaron en la cama. Pupo que había escuchado con atención lo que le dijo Valentín pensó para sus adentros- conchale, ¿será esta la última noche que voy a dormir aquí?.
Pedro Maneto llegó a su casa y aunque estaba un poco mareado sacó dos bolívares y salió rumbo a la bodega de Pablo a comprar un cuarto de anís. Ya en el camino caminaba y pensaba sobre el gran lío en que se había metido, al otro día por primera vez en su vida se iba a hacer cargo de una mujer. Compró el cuarto de anís y se fue hacia su casa se acostó en la hamaca y meciéndose entre sorbo y sorbo agarró una borrachera y ya a las siete de la noche se quedó dormido, hasta las doce de la noche cuando despertó sobresaltado creyendo que había amanecido, apresurado se lavó la boca y salió apresurado a esperar a Pupo al pie de la pedrí como le había dicho a Valentín. Después que acostaron a Valentín, Pupo fue hacia la quebrada y ahí se sentó a pensar, se debatía entre decirle a su mamá que se iba a ir con Pedro Maneto o no decirle nada. Una cosa si estaba decidida iba a esperar a Pedro y después que pasara lo que tuviera que pasar. Así pasaron dos largas horas y cuando llegó a su casa se encontró con que estaban discutiendo Reina y Benito, este decía:- el que rascó a Valentín fue Pedro, como se le ocurre darle bebida a ese muchacho, mañana mismo le formó un peo, - ahí está ese muchacho vomitando y vomitando continuó Reina. Pupo no encontraba que hacer caminaba de un lado a otro, por último se fue a la cama y allí estuvo un rato moviéndose hasta que se quedó dormida . Casi a las doce de la noche Pupo se levantó sobresaltada, y era que pensaba que eran ya las cinco de la mañana y tenía que ir al encuentro de Pedro, por eso se paró sigilosamente, como sonámbula abrió la puerta de la calle, saltó la pedrí, pero pisó en falso , se dobló el pie fue a caer al suelo pero se encontró con unos brazos que la sujetaron en el aire, era Pedro que tenía cinco minutos esperándola.
Pedro de la emoción levantaba y besaba a Pupo, no lo podía creer la tenía entre sus brazos, así continuó un rato hasta que le dijo,- tenemos que irnos,- si nos vamos pero me doblé el tobillo y no puedo caminar dijo Pupo y Pedro le dijo encequida .- no importa yo te cargo, cargar ha sido siempre la vida mía, y acto seguido se la montó en el hombro, y empezó a caminar hacia los lados de la Bercón del Charal. A esa hora doce y veinte de la noche, la luna se presentaba en toda su magnitud lo que permitía que Pedro caminara sin tropezar, además él estaba acostumbrado a caminar en la oscuridad. La primera parada la hizo en el terreno de la Bercón y allí Pupo, se dio cuenta de la magnitud de su decisión y estuvo a punto de declinar, por eso le dijo a Pedro,- hay ¿pá donde voy yo?, y ¿que van a decir en mi casa?. Pedro la consoló diciéndole- mi vida tu te vas conmigo a vivir para siempre, yo siempre trabajaré para que nunca te falte nada, por que desde que te vi por primera vez supe que serías la mujer que me darás mis hijos, ay Pupo te amo, y acto seguido le dio un beso, el primer beso; un beso rápido que hizo estremecer a Pupo que reponiéndose le dijo.- yo no se pá donde me llevas pero vamos a seguir, mira que puede amanecer y entonces si es verdad que nos jodimos. Pedro levantó a Pupo y la subió a su hombro y prosiguió su camino, pasó por El lechatero, La huerta de Angela, siguió caminando hasta llegar a la poza del Amarillo. Allí recostó a Pupo en una piedra y fue al pozo de Layo, tomó un poco de agua y le trajo en las manos un poco a Pupo. Allí le dio otro beso, este fue más prolongado, y Pupo sintió un cosquilleo en todo el cuerpo, que aumentó cuando Pedro prosiguió besándola en el cuello hasta llegar a su senos pequeños y blancos cuyos pezones se pararon y Pupo le susurraba a Pedro –para, para. Pedro siguió avanzando y Pupo sacó fuerza de donde no tenía y le dijo,- hay Pedro si vamos a hacer esa cosa vamos a hacerlo como gente decente, vamos a esperar que lleguemos a tu casa. Acto seguido Pedro volvió a cargar a Pupo, caminó hacia El Rolón, pasó por detrás de la casa de Lula, siguió caminando hasta llegar a la Bercón de Juan García., allí reposó un rato, Pupo le dijo que le dolía la pierna , él sacó del bolsillo un pañuelo y se lo amarró en la pierna, lanzó un silbido y prosiguió su camino, ya le quedaba poco trecho, bajó por el camino real, hasta llegar a las tres y media de la mañana a su casa. Sudoroso entró, sentó a Pupo en una silla de mimbre, fue al cuarto y trajo el colchón y lo tiró en el patio, iba por primera vez a hacerle el amor a Pupo teniendo como testigo a la luna. Así Pedro y Pupo se amaron con loca pasión todo lo que restaba de la noche hasta la cinco de la mañana cuando escucharon la voz de Valentín que llegó junto a ellos y le dijo- Pedro mandó a decir mi abuelo que te puedes quedar con Pupo pero que por favor que vayas a buscar los cocos que dejaste en la huerta amontonados.
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