-Hola- le dije y ya sabia al decir esto cual iba a ser la conclusion de todo aquello. -Hola- me respondió por fin como despúes de pensar bien qué tan bueno era reencontrarse con un buen amigo, un antiguo admirador. -Como estás?- le dije con mi vos mas educada, con suave voz, la misma que utilizo para conquistr y seducir, luego la charla fue como un barco que a la deriva vagó por inimaginables oceanos llenos de palabras, entre mares de temas, fué una conversación divertida y alegre, como en las mejores épocas, hasta que llegamos al momento en que esta tensión superficial creada desde el mismo día que nos conocimos, como el fénix surgiera de nosotros triunfante. Cuando ella me miró, esa especie de lastima que le producía el hecho de saber cuanto le amé y cuan vulnerable era en sus manos por fin todo lo acabó. -Te regalo un cuento-le dije entonces- un cuento bello donde hay una princesa, tú (quien más), y un principe que soy yo, dispuesto a luchar en las más duras batallas, solo por tí, princesa mía que nunca lo fuiste, un cuento bello donde todos, valientes y hermosos, hacíamos un cuadro espectacular de fantasía, un bello paisaje en la mente y la memoria-. Ella sonrió creo que nunca le había hablado con tanta emoción, y la sonrisa que me regalo fué algo que me impresionó hondamente, por que en ella se mezclaba toda su belleza y a la vez una mezcla de condescendencia y pesar... -bello realmente, aunque no tanto como el amor que setí alguna vez por ti- continué- amor que rechazaste una y otra vez despreciando así mi parte más sincera, mi parte más vulnerable, ese incalculable sentimiento que me hacía levantar cada mañana solo por tí, eso que te regalo ahora, ya que solamente eso es ahora, nada más que un cuento-. |