En el misterio de tus profundidades, me gusta recorrerte, admirar tu silueta pintada de blanco con el contraste de los verdes del valle.
Respiro tu aire y me contamino de tus aromas, me pierdo en tus silencios inmersos en los ruidos de tu latido diario.
Así te veo bella Santiago, llena de grandes contradicciones.
Ciudad hermosa, segura en tus profundidades y rincones más oscuros, indefensa ante la luz del día.
Cuanto más penetro en tus misteriosas cuevas llenas de luz, más segura me siento, pero cuando me alcanzan los rayos de sol, cuando recorro tus calles, más temerosa estoy.
Invadida por un pasado que late constante, inundada por el desarrollo de una ciudad en crecimiento, con santiaguinos recorriéndote, los mismos que te reclaman, los mismos que te temen, los mismos que te condecoran.
Tus contradicciones son tan contradictorias. Te ves más hermosa en invierno que en el verano, el calor te opaca, tus mejores días son después de la lluvia cuando por fin completa te alcanzo a divisar, cuando te estremeces por completo y nos haces temblar, el calor que deja tu tiritar nos proporciona la calma.
Como me gusta verte en mayo, como te quiero en septiembre.
Rodeada de curvas únicas que solo se visten para mis ojos, me apasiona atravesar tus gigantes cubiertos de nieve y ver flamear tu bandera y sentir la emoción del fin de semana dieciochero.
Contigo o en ti no me atrevo a mucho, sabes te tengo miedo, es que se habla tanto de tus oscuridades a la luz, de tus sangrientas vitrinas rodeadas de historia, que apenas si te conozco por dentro, por fuera me atemoriza, es extraño, pero solo así me siento segura recorriéndote entre túneles, sin verte, sin sentirte, sin escucharte, así te quiero.
Como me gusta disfrutar de tus soleadas tardes de cemento, ó verte desde el San Cristóbal, sin miedo a que me ahogue en un pensamiento temeroso.
Te amo como sos, así de contradictoria, con tus olores que me van matando, con tus ruidos que me consumen, con el aire que me vas robando, con los ojos que pasan a diario pero no te ven.
Así te veo Santiago y aunque no te pertenezco ni me perteneces intento quererte cada día así como sos, llena de contradicciones.
Juanita Radaelli ®
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