Han sido muchos los caminos.
Que he recorrido solo buscándote.
Anhelando el calor de tus manos,
deseando una caricia, una mirada;
que robe mi corazón andante.
Esperando unas cuantas palabras,
que sanen mis heridas.

Han sido muchas las batallas.
Todas pérdidas.
Pero siempre la esperanza,
de encontrar tu luz redentora,
levanta mi espada.

He creído hallarte en muchos ojos.
Pero sus miradas no eran mías;
eran ajenas.
Hoy no es la excepción.
Has sacado de lo más profundo,
el valioso tesoro que creía perdido.

Me has mostrado un nuevo camino,
que con el alma quiero recorrer contigo.
¡Pero no!
Tu estas lejos.
Y aunque la esperanza ilumine,
tus dulces ojos de jade,
se que tu corazón, nunca será mió.

Y permaneceré aún,
deseando solo un beso,
un abrazo…
Para volver a vivir.
Porque ahora, como antes,
estoy muerto