Corre el agua, corre por dentro de las casa, yo desde mi balcón soy testigo del Apocalipsis podía ver entre los escombros que flotaban cuerpos de niños ahogados; me pregunto – ¿el agua llegará al segundo piso? – Estaba muy nerviosa por todo lo que había visto, uno de los cuerpos que había visto pasar era el de mi hija, pero solo pienso en salvarme a mi misma, no me importa nadie más, ya había pasado lo peor, no me importaba que todo se trasformara en un lago, por que ya no tenía que darle explicaciones a mi familia cuando después de quedarme un año entero con mi padre aparecía con un crío, que ni siquiera había sido concebido con amor, ese bebé no era más que el símbolo del odio que mi padre tenía en contra de mi madre, al mismo tiempo iba a ser su hija y su nieta…
Gracias a Dios ambos murieron y no tuve que volver a ver a ninguno, ni a recordarlos jamás.
- A la cuenta de tres despertará y no recordará nada de lo que pasó en esta sesión.
- Doctor, soy conciente que usted es un buen siquiatra, ahora ¿podrá decirme si mi infertilidad es algo psicológico o físico? – Al ver la cara del médico, pregunto-, ¿qué fue lo que me pasó?, ¿A qué se debe mi trauma?
- Querida no te preocupes, pronto podrás tener hijos, si no recuerdas por ti misma es mejor que no te lo diga yo, pero no te preocupes, no es nada, son solo pequeños problemas de tu niñez, nada tan terrible puede haberte pasado a los 11 años
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