Absorta en tus perfectas curvas
que mi mente recorre una y mil veces,
limitada a fornicar con tu recuerdo,
incapacitada para prescindir de tí,
enclaustrada en la prisión de tu alma,
tan efímera y persistente,
deseosa de un destello de tu mirada,
de una sonrisa, de cualquier gesto...,
que me permita vislumbrar tu amor.
Pero el alma se me encogió
cuando te marchaste sin mirar atrás...
No esperaba que el ruido de una puerta
al cerrarse, pudiese propagar
un eco tan doloroso...
Sólo una imagen me consuela:
Veo dos cometas en el cielo
que se acercan, se besan y se van,
y mi alma, por un segundo,
posee la certeza de que
esos surcos de luz se unirán,
explosionando en nuestro interior...
Tal vez sea una puesta de sol,
tal vez, mi peregrinación hacia tu alma,
tal vez, tan sólo,
la sonrisa de un nuevo amanecer...
(09/09/00) |