Patria mía ensangrentada, despedazada, Maltratada, pobre ni Nicaragua.
Nicaragua que naciste, surgiste de los indios de la montaña, esclavos africanos, de piratas filibusteros, españoles conquistadores, soldados de Napoleón.
Mi Nicaragua se derrumbo en el 72, escombros y cenizas.
Se escuchaban gritos! Llantos de las entrañas.
Nicaragua decadente, se esforzó, ya débil sucumbía ante la revolución que carcomía su sangre.
Hijos ingratos del maíz, que has asaltado, has malogrado, que has mentido a tu madre a tus hermanos.
Hijos de la oscuridad, embrujados por ideas y sueños de lujuria y poder, por verte rey y corona de cristal.
Y mi Nicaragua vivió en el abismo profundo de los hijos de la oscuridad.
Noches y noches pasaban, azotaba la cuidad mosquitos de fuego, granizos de plomo y azufre.
Mi pobre madre patria, mi pobre Nicaragua.
Y ya hacia un centenario de oscuridad y mi patria sufrida, envejecida, llagada, envenenada de tanta penumbra, mal oliente y putrefacta de las inanimadas entidades que dormían en los pechos de la nación.
Hermanos perversos de la oscuridad, que tanto ha tolerado mi madre por amarte.
Madre que surges entre escombros y cementerios, madre mírame aquí, creyente de la luz.
©® Karolina Arévalo |