No estaría de más replicar a la muerte
esa astuta protagonista de a sabiduría mundana
aquella que al retumbar el cruel quejido en el cielo
declara el terror de las jóvenes bellezas.

Jóvenes de pérfidas y seductoras siluetas
envueltas sutilmente en fúnebres lienzos
con cabellos como serpientes, Asesinas y Hechiceras;
Dominatrices dando a luz a los engendros de la noche.

Creo haber desdibujado la existencia,
mientras inertes compañeros de la absoluta nada
emiten sus chillidos mortuorios
y adulan de rodillas a su dios mas reciente.

Ya todo ha sido revelado desde el fondo de la putrefacción
nunca sabremos lo que teníamos porvida hasta que esta perezca,
y en el ataúd mas grande de sus vicios,
palidezca con su éxtasis al limite.

Vieja sombra que coincides con colores del infierno
haz demorado tu corazón en dos mitológicas mordidas
y clandestinos tus sentidos en el agua mas dolorosa
yacen enterradas cual demacradas agujas.

Las jóvenes arpías con el olor de la muerte
descansan en crucifijos alguna vez desgastados
y como la erosión del dolor humano
se embriagan de la sangre mas pura de sus vasos.

Arpías de dos malvados rostros
con harapos desdoblados y traslucidos;
Extintas especies, victimas de estas bestias
caen calcinadas en un mar de soledad
tras su muerte semejante al festín del murciélago.

Mientras, medito en los confines de este lejano amanecer,
mas oscuro que las luz infernal,
las letanías de una vieja flor ignorada
los secos gajos de esta vida rugosa y manchada.

Pues todo es mas claro y mas negro en el corazón de un Vampiro,
los blancos nuevos días se tornan grises
las noches invisibles en las cuevas metropolitanas
el humo de un cigarrillo es mas fluorescente, mas deseable;
si sale de estos pulmones ansiosos de sangre.