La luz pasaba por arriba de mi cabeza a travez de un cristal que miraba por un callejon, en la mesa un menu con varios sentimientos y emociones que pedian a gritos ser ordenados. Lo miro vrevemente y al cabo de 2 minutos llamo a la mesera ( la vida ) y le digo, traigame un plato grande de amor y una botella de olvido. La camarera ( media linda, media fea ) anota en un pequeño cuaderno y se va.
En una larga espera ( que parecieron años para mi ) pienso en ella y en el, en mi y en ella, en nosotros. Hasta que veo llegar a la camarera, y reprochandole su tardanza, empiezo a deglutir mi plato de amor (delicioso por cierto ) y mi botella de olvido. Al termirarlos quedo muy satisfecho, aunque con el mismo antojo que tenia desde que entre, por eso llamo a la camarera y le digo que me traiga de postre un platito de venganza bien fria ( dicen que asi sabe mejor ), luego de una espera ( no tan larga como la otra ) mi plato llega a mi mesa, tan solo para descubrir que ya no tenia apetito, el plato de amor y la botella de olvido me habian llenado tanto que no cabia una gota de venganza en mi cuerpo, venganza que de tan fria se congelo.