El silencio es el mas pretencioso, aquí en la partitura del día de hoy...
Viene con caladuras e intervalos que callan desde mi almohada hasta el choque de mis espejos azules con la luz de la mañana. Y realmente pretende que le deje carcomerme el habla, así, como ves, poquito a poco...
Todo esto me causa un sentir incomparable con el mundo. Tanto así que el cerro que hoy íba a subir bajó a mí súbitamente como si apretara las teclas del piano, como si me buscara... para darme algún consuelo que no dejo verter en mi propio momento.
Dejo que las horas pasen, que los segundos armen ligaduras suavemente, sin posibilidad de staccatos que duelan, notas relacionadas por un golpe de silencio (que no para de gritar).
Y ya no tiene cómo volver a golpear, no tiene cómo recaer en mi oído, en mi boca "sonante" de revientes contra el tímpano. Sigue ojeandome con desaire, desexplicándose con melodías atravesadas desde una partitura dada vuelta.
Hoy desayuno con palabras para enamorar al día, para poder callar en su rincón y dejar todo fuera de lo que me aturde, y dejarlo en la mesa, en la cama, en un cuaderno, para reencontrarnos en otro cantar, en otro vivir, en otro volver...
Quisiera simplemente descomprimir la música y acostarla en otro pecho, poner mi pecho dentro y saborear toda esa claridad... y no contar mas los minutos, ni obligarme a determinar que una negra vale uno o que una blanca vale 2, ni que mis manos no son manos al lado de las de Chick Corea, ni que mi voz es una quimera si escucho Bobby McFerrin, ni que mis ojos tienen que estar sellados para que nadie pueda ver mas allá de mi naríz, que ya está fuera.... y yo misma, llegar mas allá del largo de mis manos, llorar mi voz, romper el alba con mis ojos, inventar todo lo imposible para ponerlo en mi música,
como siempre,
y todo hecho canción.... |