Hoy no te sentí..., en ningún momento...
Creo que me perdí en un maremoto de vidas
que fluctúan y convergen en la tuya.
Hoy no respiré el frescor de tu aire,
ni se incendiaron mis pupilas
con el intenso fuego de tu recuerdo,
ni el viento me acarició en tu nombre,
ni estigmas de tu ausencia
cicatrizaron en mi alma...
Hoy no sentí tu ausencia...,
sino más bien tu lejanía.
Explicación no encontré en mi vida,
tan sólo el perseguir la verdad
tan intensamente, que no admita
la irrealidad de caricias no entregadas...
Nadando en una continua superficialidad
me duele más tu destierro,
tus miedos me alejan tan suavemente,
que parecen una caricia
regalada por una bella luna...
Máscara del dolor de tu lucha ausente...
Encuentros..., pero también desencuentros.
Magia absoluta de la sinceridad con uno mismo.
Espontaneidad de un susurro que me envuelve
con las alas extendidas de la desilusión...
Y ese sentir que me devuelve a una lucha
archivada en el cajón de mis excusas,
doblegada por el cansancio de la decepción,
anulada al carecer de timón alguno...
Cuando te espero, te alejas de mí,
movida por tu miedo que me señala...
Cuando me marcho, tu alma me busca,
descendiendo hasta el mismísimo infierno...
Contradicción equilibrando miedos,
subestimando sentimientos,
inventado excusas...,
sucumbiendo de pena
cuando una lágrima
rueda con tu recuerdo
y el alma no es capaz
de llegar a esbozar
una leve sonrisa..., tan solo.

(19/01/05)