Sangraba al son de un dolor tan agudo como imperceptible
los cables cortado con la sutileza de un diamante
los cables vitales ya no existían en su mente.
El miedo a lo conocido t la cobardía a lo por conocer
lo tenía destinado a ocultarse eternamente en sí
la agonía de una realidad nefasta y la alegría de algo que lo ata.
Los sentidos jugaban con el aire...
Los latidos veloces y nefastos retumbaban.
Y ya no estaba más entre los vivos, solamente vivía por inercia.
Con dolor físico y mental sobrevivimos y seguía atado a la crueldad.
Escondía sus muñecas de la vista humana...
En su velador reposaba un claro diamante manchado de rojo.
Texto agregado el 20-01-2005, y leído por 109
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Lectores Opinan
22-01-2005
ame tu poesia esa noche en tu casa , me parece muy bello que te hayas decidido por subir esa zubmundana
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