Quise verte, quise llorarte, pero me topé con mar de tierra, llenos de cruces y caras entristecidas, rogando, cuestionando y preguntando a los 7 vientos un "porqué".
La razón parece ya simple, la condición está ya muerta.
Te busqué por el vasto imperio de los que hoy descansan.
Llena de humildad me recobijé en nombres y epitafios desconocidos.
Fui con una sola intención; ver mis ojos sinceros ante una verdad increíble e inexplorada para mi.
Bien pues; emprendí un viaje lleno de olores ajenos y miradas falsas. El bus me zamarreaba rápidamente metro tras metro.
Me bajé en la entrada de aquel lugar triste, tétrico, pero misterioso.
Pensé por un momento que todo el tiempo era innecesario, estaba apurada, pero no eso no interpuso mi camino.
Estaba decidida a mirarte detrás de ese sepulcro, pero sin duda no fue fácil caminar con esa nube de llanto en mi cara. Una serie de sensaciones me apuñalaba lentamente, mi estómago, mi cabeza.
Ya nada tenía sentido, solo quería creer tu partida.
¿ Izquierda, derecha ?
Quise empezar por solo dar vueltas, pero mi reloj me jugó una mala pasada.
Me acerqué al primer empleador del lugar; su cara estaba sucia al igual que sus manos yacidas en su cuerpo, su mirada dulce pero triste; era un hombre joven, que sin duda me recordó a un anciano, mi abuelo.
- Señor disculpe, ¿informaciones?
Pregunté algo tímida
- Derecho 2 cuadras, izquierda 6 más.
Bajó la mirada; su voz ronca solo me hizo desconfiar de todos, me asustó pero no me importó ya que me dio las indicaciones fundamentales para dirigirme hacia la lejana "informaciones".
Quise no darle importancia a la agresividad de sus palabras, simplemente seguí mi camino pretendiendo que nada ocurrió.
Lo admito, estaba completamente perdida; era como estar en un callejón sin salida, lleno de voces y angustias tristes.
Doblé en la segunda cuadra como cual frío Señor me indicó; caminé doblando hacia la izquierda.
Sentí como si todo por un momentos me perteneciera, al fin y al cabo... estaba viva no?
Me sentí liberada y nueva; caminar por ese sendero sin importante compañía fue bastante gratificante, pero sin duda también inseguro.
"1867" ¡ Dios Santo!, pero si yace aquí toda una familia, pues a quién le importa la figura mas hermosa?
Sí muriera lo que menos me preocuparía sería mi cuerpo" -Pensé-.
Miré hacia la derecha, hacia la izquierda, luego hacia atrás; ¡el camino totalmente despejado!. Lamentablemente me topé con el abismo.
Percibí con 2 de mis sentidos a alguien golpeando algo así como una madera; en ese instante, lista para reconocer otra vez el sonido, escucho voces, gritos.
¿Qué hago?!!, ¿Qué mierda suena!? -pensé-, miré una vez más mi sombra, quien fue la única que me trajo a la realidad para hacerme saber que sigo aquí. La presión me aprieta cada segundo más rápido. El golpe se hizo cada vez más fuerte; me acerqué, quise seguir el sonido, ¡¡Dios Santo!!, me encuentro con la sorpresa de mi vida,¡una tumba!, desde mas cerca de la tumba, un golpe aún mas firme acalambra mi cuerpo, solo una voz como a quien lo entierran vivo.
La agradable vibra que creí sentir minutos antes solo se transformó en una vía de escape, pensé que todo pudo estar mejor hasta el sentir esa horrible sensación; algo me tomó desde dentro, me pidió ayuda, pero mi miedo lo venció.
Quise no existir, quise volver a mi hogar, pero no dejaría todo al aire no?
Miré la fecha de aquella tumba “1927”, noté a toda una familia yaciendo ahí, pero solo una se dio el tiempo de asustarme.
Me sorprendió, pero solo culpe a la debilidad humana de no saber lo que ocurre después de la muerte.
“ Es normal” –pensé-.
Me calmé, respiré y volví a caminar con mis piernas aún inmóviles.
Uff... que calor no? A nadie le importaba, por lo cual continué mi camino hacia “informaciones”.
No encontraba la entrada, por lo que pregunté con mucha timidez a un chofer de carroza acerca la entrada.
Sus ojos penetraron los míos erróneamente, si mirada me entregó inseguridad; sentí que me miraba con ojos de hombre.
- Disculpe Se...( interrumpiéndome)
- Dígame preciosa
- La entrada.. jejeje, ¿ dónde esta?, toy´ algo perdida
Me avergoncé
- Le indico Señorita
Me guió con su mirada algo carnal hacia la oficina de informaciones
- Gracias
- Pues, de nada eh
Y me sonrió guiñándome el ojo.
Finalmente -tras una larga espera-, recibí el certificado que tanto buscaba.
El señor de la mesa parecía algo agradable, tenía una sonrisa vivaz que de alguna forma calmó mis nervios.
“Patio 139/adulto/ sepultura: 00134
calles: Los pimientos/ Los arrayanes
galería 17”
¿Dónde mierda queda esto? –pensé, vencida ya-.
El señor solo miró mi cara para responderme.
- Ven, ¿sabes dónde queda?
Me dijo mostrándome un mapa, que para mi parecía un jeroglífico.
- Ni idea
Respondí algo picarona por mi ignorancia
- Estás en el patio número 1, tendrás que caminar los otros 138, así que prepárate.
- Emmnnn... será po jajajaja
Respondí
- Con cuidado pequeña
- Gracias
Me largué, algo feliz pero cansada.
Salí de informaciones mas perdida aún por las extrañas indicaciones del Señor de la mesa.
Otra vez... ¿Izquierda, derecha?.
Derecha; lo último que necesitaba era escuchar de nuevo esos extraños golpes y aquellos gritos que tanto nerviosismo me dejó.
Caminé y caminé con mis pies ya hinchados; sentí como si todo ese vasto imperio me mirara... sabía que aquel lugar no era mío; pero solo iba en busca de una verdad, la que tanto daño me causo.
Finalmente tras 3 vueltas completamente innecesarias, llegué al patio número 139, donde yacía mi verdad.
Aquellos vivos me miraban con pena y angustia, 3 personas se me acercaron preguntándome qué que buscaba.
Una señora de buen corazón me indicó el camino hacia la galería número 17.
Seguí sus indicaciones y mis pasos se hicieron cada vez más rápidos
- ¡Bebidas!¡bebidas!
Quise hacerme la ciega, pero nada sirvió; estaba completamente sola, tenía sed, pero no dinero.
- No, gracias
- Señorita, ¿qué busca?
- Esta calle (pasándole el certificado)
- Esto es acá, ya llegaste
El señor algo gordito, con una mirada tan limpia pudo ayudarme en mi verdad. Me indico con los dedos adonde tenía que ir.
Seguía sin comprender hacia donde tenía que dirigirme, aún así preferí caminar perdidamente con los ojos más que abiertos.
Divisé desde unos metros a un grupo de señores bastante pobres según su vestimenta.
Caminé y caminé con el cuerpo ya vencido.
Observé al otro grupo de personas que se reunía un poco mas lejos del otro, en un funeral.
Comprendí entonces sus caras rotas, pero no las cruces que los cobijaban como símbolo de paz y unión.
- Señorita, perdón...
Me asusté!, no pensé que alguien llegase a hablarme, me sentía totalmente invisible.
- ¿Sí? (regalándole una sonrisa a aquel humilde hombre)
-¿Le ayudo?, ¿qué busca? (le pasé el certificado)
- Venga, sígame
Le escuché decirme con mi vista en el funeral y sus coronas.
Lo seguí por la tierra algo movediza e insegura.
- Este tendría que ser po´...¡No entiendo!
Miré...: sepultura número 00134
- ¡No entiendo!¡Qué onda!? (dije sin importar mi confusión)
Conversamos con otro cuidador.
- A este lo llevaron en cuanto lo enterraron, sus 2 semanas despué´, creo que se lo llevaron al otro cementerio...
No sabia que pensar, menos que hacer.
Me largué, ya agotada e exhausta de tantas vibras ajenas penetrando en mi; las lágrimas una vez más me tomaron; fracasé, pero no por mi culpa.
Aún así logré encontrar la verdad...la creí. Fue un día duro, lleno de verdades y respiros. No es necesario tener los hechos de frente para tener un poco de fe acerca de lo que es real no?
Pudo ser peor...