Le regaló un grito al alma, cuando lo único que quería era calma, quería seguir hablando contigo y decirte esta vez.... lo juro que esta vez sí tenia el valor de abrirte mi alma y contarte que... pero la próxima vez, te prometo que me quedo a contarte otra historia o quizás alguna proeza... como cuando aquella vez me caí y seguí caminando, con la cara media gacha por vergüenza al qué dirán.
Es raro que sepas tanto de mí... como si no tuviera con quien conversar y lo que me queda de ti en la mañana son sólo palabras, pensamientos rondando mi imaginación y a veces me pregunto si no serás un simple sueño, de esos que te dejan marcado y no puedes olvidar, como ese en el que siempre estoy volando.
Siempre te digo lo que pasa, y no puedo tener secretos porque los descubres, entonces... ¿para qué decirte lo que es obvio? Si por algo me paso horas escuchando tus historias, que no me importan si no son verdad, porque al menos son tus anhelos, y te podría ayudar a conquistarlos.
Pero es que hay algo que no sabes porque no te lo puedo decir, es tan difícil hacerlo cuando tienes un corazón soldado y vuelto a soldar. También que cuando te duermes pensando en mi una lágrima se me cae por la mejilla y no sé si tomar tu mano y despertarte... y decírtelo de una vez, creo que lo necesitas saber!!! Que lo dicen mis labios y aunque son tan sólo palabras lo estoy diciendo yo!
¿sabes cuántas vueltas he dado hasta llegar aquí? Y aún así se lo diré a mil personas, pero no a ti, y me hablaron del miedo, me lo contaron en poemas y lo leí otras tantas en libros, algunas veces lo vi en los ojos de mis amigos y ahora lo veo en los míos.
Mi miedo eres tú, que no sé cuando apareciste en mi vida, y como una enredadera te abrazaste a mí. Esta vez te lo digo, esta vez tomo el primer tren al norte y te voy a ver y aunque me tiemblen las piernas, primero con un beso y una lágrima, y luego con una sonrrisa vas a escuchar lo que ya sabias.
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