A veces, cuando despierto en las mañanas, me ataca ese pensamiento del hombre “común”, en cual simplemente consiste en estatuir y reflexionar lo actos con un pensamiento lógico. Pero de pronto, sin previo aviso, entra otro nuevo pensamiento, que destruye toda actitud de un hombre corriente, se encarga de entregar a mis pensamientos la duplicación de un propio yo, que ve mis acciones. Claro todos pueden pensar que esto no tiene nada de extraño y es completamente común y normal, pero lamentablemente no es así, ¿debido a qué?....y tiene una sola respuesta, esta duplicación que ve mis acciones, también se duplica a si mismo, creando otro nuevo ser, el problema central no es que cree a una nueva persona en mi mente, sino que la complicación es que yo no conozco a este nuevo ser creado de un yo a otro yo, o redactadamente podríamos nombrar a este ser extraño como un conspirador de mente, lo que me preocupa, no es que habite en mi mente, sino de lo que pueda hacer en mis pensamientos. Pero cuando pasan las millonésimas de segundos en mi cabeza, me doy cuenta que este extraño ser, no solo viene y entra sin ningún previo aviso hacia mis pensamientos, sino que también los juzga. A veces creo sentir la misma sensación de un delincuente frente a un juez, esperando su inevitable sentencia de muerte. Cuando ya me he dado cuenta de las intenciones verdaderas de este conspirador de mentes…ya había sido muy tarde, inevitablemente él juzgo mis acciones, dándoles esa terrible selección de malos y buenos, que estremece a las más duras y despiadadas mentes, pero por extraña razón y por muy complicado que sea de comprender mi texto. Cuando mi propio juez creado de un yo copiado, levanta su martillo de la razón para afirmar su decisión, y lo baja estremeciendo a todas las personas presentes (que en este caso serian sutiles pensamientos), yo ya he comprendido las verdaderas razones, las cual llevan a tal hombre desconocido a juzgar a estos extraños pensamientos, es como que he podido entrar en la cabeza de mi propio sentenciador y ver como piensa, y no solo ver , sino también de extraña forma controlar esa decisión en su cabeza. Y de pronto cuando el Juez revienta su mazo en la mesa, creyendo tener la palabra de la razón en ese pequeño y extraño martillo que le da un poder inimaginable para cualquier persona, yo me siento feliz, porque sé que en estas últimas líneas de redacción he podido adentrar la razón y la certeza del verdadero tiempo, pero me he dado cuenta, después de tanta deducción de pensamientos extraños, que yo siempre he sido mi propio Dios.