DE IDENTIDADES Y ANONIMATOS. Por Luis M. Villegas. Es indudable que en eso de construir nuestra personalidad hay un extraño motor que nos empuja a buscar el reflejar una imagen que sea congruente con el personaje que llevamos dentro. Como es bien sabido, ésta es una de las preguntas más viejas de la humanidad; ¿ Quién soy?. Aderécela con los cambios hormonales producto de la edad, los cambios en el peso corporal, las emociones producto de eventos sociales traumáticos, mas, las circunstancias de la vida cotidiana y tenemos como resultado un arduo trabajo para poder lograr diseñarnos un exterior. Las modas nos ayudan a delinear esa figura empujándonos a adoptar cierto tipo de ropas, peinado, gorro, zapatos y accesorios obteniéndose un reflejo de lo que queremos parecer. En este periplo muchos quedamos en el camino ya que poco sabemos de diseño y proporción. Una de nuestras grandes fallas es la combinación de colores. ¿ Quién no se ha encontrado de repente frente a un aparador callejero y ve reflejado un gran pepino en varias tonalidades? O ¿Ese gran tomate que camina horrorizando a quien se encuentra a su paso?. En el aspecto conceptual mucho nos ayuda el cine y sus estrellas, ya que a menudo éstas poseen personalidades muy bien definidas en lo exterior. No dudo que los artistas también padezcan de éste síndrome de ubicación ya que son intervenidos por maestros actorales, directores de imagen, maquillistas, peinadores, modistas y vendedores de todo tipo de productos que estoy seguro llegan a transformar el ser original que llevan dentro. Si retomamos lo que quedó obtendremos una guía de la forma de plasmar nuestra personalidad ideal. En mis tiempos era común ver ejércitos de Chés Guevara con chamarras verdes recicladas del ejército gringo, residuos de la guerra de Vietnam, en una paradoja cruel, producto de los filmes de la época en donde se asociaba una personalidad rebelde o inconforme a ésta imagen. Obviamente desfilaron ejércitos de Doris Days en los cincuentas, teniendo sus versiones en el cine mexicano por chicas rubias artificiales como Gina Romand y morenas como Maura Monti y Maricruz Olivier cuyos chongos compiten sin envidia alguna con el de Marge Simpson-pestañas postizas incluídas-. Que decir de Rock Hudsons que aún vemos circular por las calles pretendiendo ignorar que tras ese mocetón varonil se escondía la frágil personalidad gay de un chico enamorado que murió de SIDA. Las estrellas musicales también son modelos a seguir. En un tiempo, con mas pelo, pude lucir una melena tipo Jimmy Hendrix que solo sirvió para que mis compañeros escolares escondieran recados ofensivos entre la maraña capilar.¿ No ha visto copetes ELVIS en la calle aún? Es sorprendente encontrarlos tan vigentes aunque con grandes mechones blancos. Usted ¿ Será una María Victoria de los buenos tiempos? O , tal vez una ¿ Pilar Pellicer? Total , cada quien se acomoda a una imagen y a una época que , cuando menos, la sentimos mas feliz y auténtica que la actual. Hoy los jóvenes lucen desde hace mucho tiempo uniformados, gorra incluida, ya que inevitablemente los jeans han dado la igualdad que la juventud justiciera demanda. Con precios desde 60 hasta miles de pesos de un Hugo Boss ésta prenda poco se diferencia entre sí, cubriendo bienhechoramente las malashechuras de Julia Roberts y exaltando las caderas de fuego como las de Shakira. Últimamente despretinados ofrecen una versión femenina inquietante , No olvide el top o blusa que redescubrió al mundo los ombligos que todos celebramos por su aireación ( y su aseo) ya que el lucir una argolla o una dormilona en ésta parte hace un detalle exquisito pero ya común y parece que lamentablemente casi pasado de moda. El uso de botas lo dejaría para otras latitudes, aunque localmente la imagen presidencial ha asociado el uso de éstos artefactos con la autoridad varonil subyugada por vía del amor otoñal a los caprichos de una mujer agenciosa. Originalmente se pensaría que su uso esta ligado a la monta de equinos haciendo referencia a el mundo de la charrería, tradicionalmente machista y bragado. Inevitablemente aparece en la mente la imagen de Juan Gabriel bailando descompuesto sus canciones vernáculas acompañado del coro y regocijo de sus admiradores dando al traste con el contenido viril de su vestimenta charra. Los niños no escapan a éste infierno. La t.v., mas a su alcance, se encarga de fijar sus prototipos a través de los espeluznantes personajes de las telenovelas infantiles actuales incluyendo los tiernos personajes del Chavo del 8 y Chabelo quienes, por cierto, parece que ya son bisabuelos. Resumiendo: Todo por parecer. Tal vez debamos desempolvar desaciertos como la Revolución Cultural Maoísta en la China del siglo pasado e imponer solo un tipo de vestimenta para todos, limitando los colores a los tonos: negro, azul, gris y terracotas con lo que obtendríamos un poco de anonimato, paradójico también, en un mundo de mas de 100 millones de mexicanos. De no ser así, piense bien la próxima vez que vaya a comprarse ropa, a quien se quiere usted parecer. |