“El tiempo es dinero”. ¿Te suena esta frase?. A quien no le sonaría, si es una de las frases mas utilizadas en la actualidad. Esta, al igual que muchas frases se popularizaron en el siglo XIX, cuando Europa y Estados Unidos tuvo una serie de descubrimientos científicos y tecnológicos. A este periodo se le conoció como la “Segunda Revolución Industrial”.
Y desde aquí empezó el martirio para los países que años antes fueron colonias, ya que, mientras los países potencia se hacían mas grandes y poderosos, el resto, al no tener principalmente el capital para ser uno de esos países, se vieron en su única necesidad de vender la materia prima, a un precio muy bajo, para que se les regresara el producto ya elaborado. Se fabricaron máquinas, armas y vehículos, los cuales eran vendidos, por medio de un ‘coco wash’ a los países subdesarrollados. Así, en un vaivén de mercancías y productos, todos dependían de todos (a lo que se le llamó interdependencia) y empezó la primera globalización.
Las importaciones y exportaciones eran cada vez más, el volumen de mercancías aumentó y la avaricia de los empresarios (o mas bien la realidad), hizo que empezara la relación tiempo – dinero, por lo que tuvieron la necesidad de mejorar los caminos y las comunicaciones. Se inventó y se expandió el uso del telégrafo, como primer recurso, después, llegó el teléfono hecho por Alexander Graham Bell y que fue mejorado por Tomas Alva Edison. También hubo avances en la electricidad. Al igual, se implantó el ferrocarril, sustituyendo los rieles de madera y hierro, por los de acero; el cual permitió una mayor carga de mercancías con una mayor rapidez.
“La era del acero” nos trajo cambios cuya repercusión sigue hasta la actualidad. Uno de estos cambios fue el automóvil, que se desarrolló gracias al acero. También se inventaron nuevos métodos para la extracción del petróleo crudo y su refinación, aunque para los países que tienen grandes reservas de petróleo no tenía mucho caso si no tenían el capital para financiarlo.
La electricidad también cambió las vidas de todos los que vivimos en este planeta.
El desarrollo económico ha sido desigual desde hace 145 años, ya que los países que actualmente son considerados potencia lo son porque fueron los países donde se originaron los notables descubrimientos y avances.
El capitalismo siempre ha sido desigual desde que se inventó. Desde los últimos años del siglo XIX ha empezado la colonización del mundo por parte de los países potencia (llamado también imperialismo). Pero para que no fuera tan obvia la colonización, se tomó como una forma de enganchar al país colonizado. ¿Cómo?. Muy simple, haciéndole ver que tenía de estar “a la moda” para que así este país pudiera llegar a ser un desarrollado (a que le tiras cuando sueñas mexicano, jajajaja), pero al no tener el dinero para estar al tanto de los avances, el país desarrollado se lo presta. Actualmente, de todos es conocido que esta deuda no se va a poder pagar, por lo tanto, tienes al país comiendo de tu mano, además, la bola de corruptos que hay en los gobiernos de los países subdesarrollados son otro factor para impedir el pago de las deudas. Así de simple, así de sencillo y tienes a un país.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas en la segunda revolución industrial. En 1873 hubo una crisis que le dio un giro un poco radical a la economía mundial. En esta crisis, hubo factores malos, como la pérdida de producción y la bancarrota de varias empresas. Pero viendo esta crisis de forma positiva, tenemos que hubo cosas buenas, que favorecieron a los capitalistas. Se formaron los monopolios (que ahora “según” están prohibidos), los consorcios, las compañías por acciones de sociedad anónima, cártel, trust, holding y varios más. A los trabajadores esto no les gustó mucho, por lo que todos los trabajadores del mundo se unieron y formaron la II Internacional y hubo muchos que se rebelaron y hubo problemas entre las naciones. La primera guerra mundial era cada día más latente, aunque eso, es otra historia.