Al oler de nuevo ese café su dulce olor me envolvió en una nube de indescriptibles aromas y de inexplícales sentimientos de amargura y felicidad, no quise olvidar tu presencia pero con cada taza que tomo es un recuerdo más.

Desde la cocina de mi casa puedo apreciar cuando cada mañana al despertar ese indescriptible sabor penetra en mi paladar, se vuelve dulce al inicio, pero a su paso deja indicios de locura temporal que al tomarlo contigo me sentía normal.

Sospecho que el sol sigue tus desquiciantes seducciones, así como yo solía seguirlas desde mi cama como olvidar el día que aprendí a quererte con demencia, con esa maldita taza llena de seducción.

Pero como tu me enseñaste a quererte así tendré que olvidarte, esa maldita adicción tiene que irse hoy al terminar esa maldita taza de café.