No aguanto más. Son unas ansias terribles, siento como esta sudando. Él estomago aprieta y aprieta como queriendo detener todo pero es imposible. Me estoy desesperando, no puedo más. ¡No aguanto! Maldita señora, ¿qué tanto hace? En mis adentros una voz en off dice: "Carajo, chingada madre apurese". Trato de disimular mi prisa, mis ganas locas pero ella no sale. La puerta y mi desesperación. Tan cerca y tan lejos. Sigo sudando. Me rasco la cabeza y juego con mis largos cabellos de un modo desesperante (¡estoy desesperado!), no sé si pueda aguantar más. Ya termino, oigo el sonido de agua corriendo. ¡Que alivio! Se abre la puerta y sale:
-Todo suyo joven, adelante.- Me dice la sexagenaria dama muy campante.
-¿Desayuno pan verdad?- Le digo de un modo sarcástico con una mirada de "vete-a-la-mega-mierda-pinche-ruca-pendeja".
-¿Cómo adivino?- Me contesta asombrada.
-Olvídelo... Cierro la puerta, mejor dicho, se la estrelle en su cara. Me siento, me acomodo. Tantas son mis prisas que me importa poco el olor a caca y pedos de aquel culo de la ancianita. Poco me importa que sus flácidas nalgas se hayan posado en ese mismo retrete donde ahorita estoy descargándome mas que una cagada. Rápido suelto toda la carga acumulada. En esta cagada dejo ir aparte de mi desayuno, todas las tensiones y de algún modo, estoy creando algo. Si, he dado vida a un ser. Le pondremos "político". Será todo un conservador pro derecha. ¡Soy un Dios! ¡Estoy en mi trono! Ahora mientras divago en ser un Elohim fecal, prendo un cigarrillo para relajarme/ocultar los hedores de mi nuevo "Adán".