En esta noche fría... lo único que deseo es llegar a tu cintura y abrazarte fuertemente, sentir en tu piel esa protección que siento escaparse de mi ser cuando, de nuevo, caen esos atemorizantes rayos y truenos que retumban dentro de mi cuerpo haciendo sentir un escalofrío que paraliza a mi ser. Ya abrazada a ti y recostada sobre la cama donde siempre estaré protegida, bajo ese manto tuyo lleno de sensaciones extrañas que alimentan mi deseo, paseas sin titubeo alguno tu cuerpo cálido sobre mi piel, y así, de esa forma puedo recordar esa primera vez, ese día en que te hable y, sin pensarlo siquiera, corriste hacia mí, estrechandote entre mis brazos y me hiciste saber que estarían juntos, cada noche tu piel y mi piel...
Es hora, debes irte, mientras te despides, me induces a tenerte presente con las huellas inevitables de nuestro encuentro... lentamente observo bajo el marco de la puerta como te retiras y tu llanto se confunde con los incesantes truenos, esos truenos, complices de nuestra noche juntos que confudieron tus gemidos y mis risas, mi emoción y tus ansias...
Por más que suplico a mi madre por unos minutos más a tu lado, es inconcebible siquiera el pensarlo... las reglas son claras: Los humanos a los cuartos y los perros al patio" |