TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / guanachinerfe / En la loma, un tranvía.

[C:79978]

En la loma hay un tranvía reluciente junto a la parada que tiene por origen y término. El conductor da la vuelta al cordón umbilical que le une al tendido eléctrico, prolongando los afanes de movimiento de los viajeros, y tras situarse en su puesto, de nuevo, vuelve a comenzar el trayecto.

La calle es empinada, se diría que no finaliza nunca y desde lo alto se divisa una magnífica vista de toda la ciudad.

La línea treinta y uno tiene un recorrido único; con la punta de los dedos sus pasajeros pueden tocar el cielo durante unos instantes. Hace años que ya no lo hago. Su conductor es un viejo barbudo y canoso, afable y servicial, se diría que acabado de salir de una cabaña de leñadores si no fuese por su uniforme azul con botones dorados, sus divisas sobre los hombros y el gorro con una pequeña visera sobre la cual adorna un cordón igualmente dorado.

El final del treinta y uno, agotados los espacios ruidosos de la ciudad, es un tránsito hacia la paz. La palabra tránsito adquiere una significación relevante que no puede dejar de subrayarse en esas cuestas que invaden el recorrido final acaparando los resuellos y ahogos de los ciudadanos que han preferido ahorrarse unas pesetas dando rienda suelta a sus esfuerzos. El treinta y uno es ubicuo; viaja por todas partes multiplicando sus vías como si alguien se detuviese a tenderlas a la vez que el tranvía avanza en su trayecto. Recorre todas las calles, vías y avenidas entre la Plaza de España y el Polígono de las Margaritas, en un peregrinar casi ascético por la parte más amplia de la ciudad. Sus raíles, semienterrados en el asfalto y el empedrado de las calles más vetustas, son largos dedos que se enredan entre los adoquines, extendiendo los traqueteos a modo de quejido anhelante y sonoro.
Y la imagen de su conductor no es menos heroica que la del capitán de un bajel de la armada curtido a batallas. Sin embargo, su rostro desteñido es afable, aunque se agarrota su semblante cada vez que suspira pensando en la jubilación y se pregunta qué será de su compañero de trabajo. La garra del tiempo, demoledora y cruel, ha hecho mella en la madera quebrada del vehículo y en los espacios rasgados de su interior. Y del mismo modo que el barco necesita ser llevado a dique seco para ser calafateado, el viejo treinta y uno se lamenta en silencio suspirando por una nueva capa de pintura que le retorne el esplendor perdido de su límpido azul.

Allá en el horizonte del tiempo, cuando la carcoma corroe las carnes y los alientos de los enterrados, yo me pregunto dónde estará mi treinta y uno, aquél que sobre la loma, en el Polígono de las Margaritas, me esperaba bajo el amparo fiel de su conductor con uniforme de botones dorados al que sólo le faltaban las charreteras, en un instante de juventud perdido y ya irrecuperable

Luis Vea García,1999 ©

Texto agregado el 17-01-2005, y leído por 588 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
23-11-2007 Me gustó como describes la situación del maquinista del tren, en ese imaginario lugar. Bueno. ***** Reina_Mares_Sur
23-11-2007 Sólo agregaré a lo que ya han comentado, que tiene un gusto a clásico. A lugar conocido y familiar, que me ha hecho muy grata la lectura. OrlandoTeran
03-07-2006 Una descripción perfecta. Un recuerdo entrañable y nostákgico. Una prosa cuidada y envidiable que en definitiva es lo que más envidio cuando mis ojos pasean por los textos de estas páginas. Saludos. Noguera
10-03-2006 Me quedo aquí, en la parada a esperar el treinta y uno...un beso eloisa
16-06-2005 Adivino la nostalgia que mueve a escribir un texto como éste. Porque un tranvía de esas características en una loma, es donde se ubican y donde se mueven nuestros sueños y los días perdidos; ¿está ambientado en Barcelona?; me parece que las descripciones se entrelazan mutuamente hasta cierto punto: hasta el punto en que piden ser desarrolladas más allá. Mas es una buena narración. Quilapan
17-02-2005 Buen ejercicio descriptivo que por falta de acción, de historia, no alcanza una de las condiciones esenciales de cuento. Este ejercicio, debido a la gran cantidad de intervenciones autorales en el texto, cabe más en el género narración. Saludos tobegio
26-01-2005 Bellas descripciones con nostalgias afables en ese singular capitán de tranvía, a pesar de las cuestas el texto se desliza suave. Saludos Cardon
24-01-2005 Liiindo, me contagio esa nostalgia y me senti transportada, yo tambien!! moniquita
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]