Como bien trató de explicarme el abuelo, a través de sus películas, las historias que nos hacen crecer parten de nuestras almas, siendo estas muy importantes entonces en nuestras vidas. De cualquier manera la vida que termina cada día resulta amenzante e insegura. ¿Cuántos deseamos esculpir nuetros corazones con piedra, caminar sin objetivos aparentes, discutir la hermandad que nos une?. Pero.. ¿Cómo puedo recuperar lo que sentía en mis años de juventud, cuando aun sentía dolor? Ahora ya no lo siento.
De entre todas las vías para hacerme con el poder de la tierra brilla intensamente la historia que jamás logré escribir, aquella dónde se mezclan los muertos amados y los pasajes de terror, las ferias encadenadas, las canciones de electricidad. Anhelo con todo mi estómago el resurgir de entre las cenizas, que comienzan a ser levantadas por el aire. Anhelo, también, reencontrarme con todos aquellos que construyeron mi entrada a esa historia. Ruego a mi cuento, que así llamo yo ésta historia, que me deje ser... Quiero ser yo alguien en éste cuento, el cuento de las camas y los villanos, por llamarlo de alguna manera, desde luego. Sé qué debo hacer, todos lo sabemos, y es esto quizás lo que todos llamamos perdición, pero ahora sé también que la autentica perdición no existe...Pues incluso la muerte no logra finalizar la más ininteligible y triste de las historias. Lean Las voces en el salón |