Es menester que me introduzca en ese mundo de rasgos cambiantes, que enfrente a ese monstruo adormecido que, sin abrir sus temibles fauces, me contempla con expresión de tedio. Me escabullo de inmediato para recorrer ese averno de multitudinarias siluetas encogidas, bestias feroces, desafiantes o en algunos casos, indiferentes, entre cuyas humanidades me cuelo, y me metamorfoseo con sus posturas horripilantes. Un ser repulsivo, de mirada sagaz y apariencia viperina, desliza sus garras por mis ancas despreocupadas y luego se aleja babeante, diluyéndose en esa amorfa marea de ojos multiformes. Repto entre las fétidas tinieblas, sobrecogedores murmullos se cuelan a mis oídos, es un mundo aleatorio en que los seres son sistemáticamente tragados por esa boca horripilante y luego excretados por un sieso de similares características. La existencia pareciera a cada instante detenerse bruscamente, se escuchan gritos y plegarias, rezongos y risotadas, junto a mi se encuentra una criatura, al parecer sin ningún aliciente,que yace derrumbada mirando el vacío y me apego a ella contemplando su rostro inexpresivo, apático, cierro mis ojos para no contaminarme, temo transfigurarme en uno de ellos, me adormezco, sueño con bosques floridos, con bellas ninfas bañándose desnudas en ríos nectarinos, más adelante se desenvuelven verdes extensiones multiplicándose en la distancia, sueño que..
Cuando despierto, el universo aquel ha dejado de transcurrir y el monstruo ondea sus crines para contemplarme con sus ojillos de basilisco. Todos esos seres deformes han sido ya expulsados de su tripaje.
Deberé cancelar otro boleto para que ese microbús me regrese a destino…
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