La risa y el llanto o “La antítesis”. ¿Las dos caras de una misma moneda?
Se dice por ahí que reír y llorar son expresiones opuestas. A la primera se la asocia con la alegría, la dicha, la diversión, la ausencia de problemas... La segunda habitualmente nos evoca tristeza, melancolía, sufrimiento, impotencia o dolor, tanto físico como espiritual. Si miramos alrededor, si analizamos el mundo en el que vivimos, si nos miramos detenidamente, ¿tenemos más razones para reír que llorar, o viceversa? Hay otras dudas que me surgen: ¿Qué sentimos cuando reímos? ¿Y cuando lloramos? Definitivamente, un sentimiento profundo, un acercamiento hacia lo más grande de nosotros mismos, una actitud de entrega a la verdad. O dicho de otra manera, una explosión interior de liberación frente a una necesidad de desahogo.
Y yo, como soy tan empirista que solo me creo lo que recibo y transmito a través de los sentidos, se me ocurrió que debería preguntarles qué piensan sobre estas actividades tan básicas a los bebes, ya que ellos son los seres que más saben de estos temas...Lo que me dijeron formaría parte de otra historia...
La cara triste
Hoy he llorado. Podría haber reído, pero he llorado. No se si la causa de mi llanto ha sido una profunda tristeza o la alegría de darme cuenta de que en esos momentos sentía ...
Personalmente, creo que cada vez que lloramos aprendemos algo ... Nos acercamos a nosotros mismos, nos miramos a la cara, aireamos nuestra humildad, como si gritaramos a los cuatro vientos que sentimos, que estamos vivos... Llorar es una gran manera de exteriorizar. Además, llorando conseguimos vencer esa incapacidad de querernos a nosotros mismos a la que tantas veces nos tienta o incluso fuerza la sociedad inconscientemente, sin desearlo ninguna de las dos partes. Sin embargo, lo que más me gusta del llanto es su carácter dual y extremista. Se puede llorar de infinita tristeza, pero también al sentir una sensación de aprobación y satisfacción en referencia a lo que somos. Es decir, también se puede llorar por sobredosis de felicidad.
Nadie duda que es un ejercicio saludable. Permite que nos liberemos de tensiones, nos acerca a las personas que queremos y, en algunas ocasiones, nos hace más fuertes. Debemos agradecer al llanto tanto su belleza como su carácter melancólico. Al tratarse de una actividad más intimista que la risa somos más reacios a hacerlo frente a nuestros semejantes. Sin embargo, el llanto es una caricia que deberíamos compartir de vez en cuando. Así, proyectando la intensidad de esta pasión en alguien podemos hacer que, a través de la otra persona, nos venga devuelta dicha bocanada de sentimiento, enriquecida, con nuevos contornos y nuevos sabores.
Podemos cruzarnos con el llanto en multitud de lugares: en los entierros, en el hambre, en el desprecio, en la impotencia, en el rechazo, en la incomprensión, en las zonas catastróficas, en la sinrazón, en las injusticias o, incluso, en los campos de fútbol.
Considero también que deberíamos aprender a disfrutar del llanto, a aprovecharnos de él, a gozar con lo que nos ofrece. No forzarlo a salir, ni buscarle por todas partes, pero cuando se nos presente, lo más justo sería darle la bienvenida y cuidarle como se merece. El llanto nos necesita, igual que nosotros a él. La fuerza del llanto salva la vida de los bebés y devuelve la ilusión a las parejas. Debemos, así pues, recordarlo con añoranza. ¿Quién de nosotros no recuerda lo que lloró por algún antiguo amor? ¿Quién no llora ante un paisaje repleto o ante una tierna poesía? ¿quién no lo hace ante una mirada que nos transmite belleza?
La cruz alegre
La risa me atrae como expresión de optimismo, como principio fundamental, como algo en lo que enfocarse. Nos ayuda a evadirnos de la realidad, a compartir, y... ¿qué hay más agradable que compartir algunas risas o algunos pensamientos con alguien?
La risa la podemos encontrar en algunas películas mudas, en los chistes que te cuentan, en la actitud de alguna gente, en los tropiezos ajenos, en las debilidades propias, en la locura pasajera, en las ganas de vivir... También suele frecuentar los medios de comunicación, los teatros, los chats de internet, el circo o el metro. Pero donde a mí más me gusta recordarla es, inequívocamente, en tu boca.
No entiendo por qué la gente no se ríe más de lo que lo hace hoy en día. Si lo analizamos desde un punto de vista simple, reírse no es difícil; vamos, que no es imprescindible asistir a un curso caro, ni buscar en internet los pasos como si fuera una receta. Simplemente hay que proponérselo. Además, es gratis, sano y bastante relajante. Ayuda a encontrar pareja, adelgaza y, como dice mi abuelo, facilita el parto. Y lo más importante para mi; la importancia de reírse de casi todo (siempre hay cosas de las que es mejor no reírse). Mi mayor deseo: que todo el mundo se ría mucho, o que al menos sonría!
Como ocurre con el llanto, también deberíamos aprender a disfrutar de la risa. Aprender a utilizarla no solo en los momentos de diversión, sino también en los momentos que verdaderamente se necesita, cuando más nos hace falta. Aprender a no olvidar su importancia, a intentar acordarnos de que siempre puede aparecer (quizás solo haya que proponérselo) y a sacar más provecho de ella en el día a día. ¿No se empieza mejor el día sonriendo, susurrando las palabras que pronunciaba Serrat en una canción, dando las gracias...... que maldiciendo todo lo que nos rodea como si tuviéramos un ataque irrefrenable de malas pulgas?
Mis dos amigos del alma
Para mí son dos amigos inseparables. Risa es una amiga que conocí hace mucho tiempo, en la época del colegio. Desde mi primer día de clase quedamos prendados el uno del otro y no nos hemos separado casi en ningún momento. Dicen de ella que es escandalosa. Yo la considero muy fiel. Casi siempre la veo en fiestas. Le encantan, no se pierde ni una. Es una amiga de toda la vida y una de las personas que forman mi nucleo de amigos más cercanos. En ocasiones, cuando nos vemos, viene acompañada de gente que no conozco en absoluto. La gente dice de ella que está un poco loca y que disfruta mucho viajando. Conoce a mucha gente y siempre está de aquí para allá. Nunca se le ve enfadada, le gusta beber vino en la comida y hay veces que no escucha cuando la hablas. La verdad es que hay veces que va demasiado por libre, que no se fija en las consecuencias de lo que hace. Pero a mi esa actitud me gusta mucho. Me alegra verla a menudo; casi siempre conseguimos reunir tiempo libre para quedar y tomarnos unas cervezas por los bares del centro de su ciudad, Madrid.
Llanto es un amigo que conocí por una de esas casualidades de la vida en una parada de autobús. Ya no recuerdo qué surgió para que empezáramos a establecer una conversación. Solo tengo grabado en la memoria que se abrió a mí a los pocos minutos.
Nos conocimos justo después de que me dejara mi primera novia. El llanto es un chico muy sensible e interesante, con el que se aprende mucho....y en multitud de ocasiones me ayuda a poner los pies en la tierra. Casi nunca me llama ni viene a visitarme, y las veces que lo hace viene a darme no muy buenas noticias. Sin embargo, el recuerdo de sus visitas pervive en mí mucho tiempo. Algunas de ellas estoy seguro que las recordaré durante toda la vida. Cada vez que se marcha me deja la casa patas arriba, y el cuerpo extremadamente cansado. Dice que le encanta el otoño y su hobbie favorito es devorar libros junto a la chimenea de su casa mientras fuera la lluvia limpia cuidadosamente las calles. Se enfada poco, pero cuando lo hace, no hay quien se atreva a ponerse delante de él o a dirigirle la palabra. Pierde los estribos, y a posteriori se arrepiente, cuando las aguas se han calman ya un poco. Creo que es géminis, igual que yo. Le cambia demasiado el humor como para ser de otro signo. Yo pienso que debe ser un señal de esa excentricidad artificial que ha creado alrededor suya y que siempre defiende como actitud frente a la vida. Nunca habla de su infancia, porque dice que no quiere recordarla... No debió de pasarlo muy bien. Eso es lo que yo creo, aunque nunca me lo ha confesado directamente.
Yo le digo que no sea tan catastrofista, que siempre esta protestando, en definitiva, que no sea tan llorón. El me responde que no me tomo las cosas en serio. Como le conozco me salta la risa, pero no se irrita porque sabe que en ella no hay mala intención... La verdad es que le quiero mucho, es un gran amigo.... |