LLoro mares de sangre
procedentes de mis entrañas,
ya no puedo echar lágrimas
porque amor ya no siento,
sólo el miedo y el odio resurgen en mi alma.

Doy pena cuando miran mi cara ensangrentada
y, aunque intento huir de ellos, en cada rincón
encuentro de nuevo el dolor;
pierdo mis fuerzas, con que poder aguantarme en pie;y al caer al suelo,
golpea repetidamente mi cabeza
el profundo eco del mareo;

mirando repetidamente a mi alrededor
sólo veo soledad,
esperando encontrar una mano amiga
saco de mi garganta un estrepitoso ruido,
pero, no obtengo respuesta alguna;
de repente,
una fuerza extraña, se apodera de mis brazos
que, apoyándose en las paredes, me levantan hasta el cielo
Sólo oigo murmullos, rumores lejanos
que hacen incrementar mi temor;
deseo ver la luz que ciegue mis ojos
para siempre y consiga callar mi mente atronadora.