Un secreto de familia
MANCHAS Y DESEOS
La abuela llamaba “deseos” a esas manchas de nacimiento que pueden aparecer en cualquier lugar del cuerpo, van creciendo con nosotros y ya nunca nos abandonan. A mi hermano menor y a mí nos explicó un día, cuando éramos niños, que cada una de ellas tiene su origen en un deseo ferviente, o en un simple antojo, que la futura madre tiene durante el embarazo y que por cualquier motivo no puede ver satisfecho. El tamaño de la mancha depende, según dijo, de la intensidad con que se anhela.
Mi hermano nació con una de esas manchas. Aunque bastante extensa, la tiene parcialmente localizada, por suerte para él, en un pliegue de la piel. En varias ocasiones, como hablando por hablar, le ha preguntado a nuestra madre (que se llama Alicia, como la abuela) por sus deseos no cumplidos en la vida. Su respuesta invariable es que ha obtenido cuanto ha deseado, y que al carecer de grandes ambiciones lo ha juzgado siempre más que suficiente. Sin embargo, cada vez que la veo tomar en brazos a mi hija, no puedo evitar recordar aquella mañana ya lejana en que, durante su ausencia y cuando revolvía, buscando golosinas, los cajones de la cómoda de su habitación, hallé en un doble fondo un pequeño babero en el que aparecían bordadas con punto de cruz, unidas, la letra a y la letra ele, esta última sin finalizar.
|