Con manos desnudas pero vacías
mi alma me reprocha
el entregarlo todo...
De prueba, cualquiera de mis lágrimas,
de testigo, mi fe...,
de abogado, el amor...,
de juez, la arrogancia,
obteniendo el derecho de la verdad...
Vana mi lucha que luchó por otro amor,
aletargada espera de abrazos a ciegas,
penumbra de días transcurriendo lentos,
sujetando las alas libres de la belleza...
Amor entregado a destiempo,
desdibujándose su sentido,
esperando la llegada
de la primavera olvidada...
No supe ver cómo el amor se resbalaba
en tus manos, sedientas de sentirlo...
No supe afrontar, valiente, mi derrota,
y disfrutar de la paz sincera del adiós.
Quizás sentido no halle al sinsentido,
ni en tu esencia un gesto que
me lleve a sentir un segundo
que jamás derroché mi amor,
humillado en silencio...
Ni sentir ese muro de hielo
de un alma rota en desesperanza,
de un corazón que no brille intenso
con el fuego de este amor que me abrasa...
Acepto mis errores que aún me duelen
y lamo ávidamente mis heridas,
con la ternura innata de tu alma,
meciendo entre sus garras la belleza...
Efímera..., como la esencia de la vida,
viene tu imagen a mi alma,
abrazándola sin prisas...,
sabiendo que al final, el destino,
elige la cuna en la que brillará la fe...

(24/12/04)