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El Pic Nic

El césped de aquel parque, esperaba, como cada sábado, a toda esa gente que se dirigía a pasar un día de campo. Yo estaba sentada en la misma banca, con mis lentes oscuros de siempre, mi pelo recogido, mis jeans desteñidos y gastados, mi jacket blanca, mis botas vaqueras. Miré el reloj - 11 de la mañana -. Observé a mi alrededor. Los senderos se iban llenando de gente....familias con sus hijos pequeños, matrimonios de viejos que no hablaban, solo se tomaban de la mano, mujeres con niños de brazos, solas, tal vez un perro callejero que iba detrás de las gentes que dentro de sus bolsas o canastas, llevaban algun pollo del día anterior, o quizá un trozo de carne fría, rebanada y con olor a nuez moscada y pimienta. Algo de pan, papitas o tortillas, fantas o guaro, lo que fuera, el perro estaba hambriento...

Empezaban a llegar los vendedores ambulantes. El hombre de los globos, que detrás de aquella cara sonriente, se dibujaba en ciertos momentos un gran dolor: su hija adolescente moría de cancer en un cuartucho que apenas podía rentar y que con grandes costos, con el dinero que su esposa ganaba como lavandera a domicilio le compraban los medicamentos para que su muerte no estuviera tan llena de dolor....Pero él seguía gritando a todo pulmón que llevaran sus globos para el gozo de sus niños.....El hombre que pesadamente tiraba de una carreta donde se veían detrás de unos vidrios opacos y grasosos, unas deliciosas salchichas y el pan caliente, posiblemente recalentado de ayer, ya que no tuvo buenas ventas, pero a diferencia del hombre de los globos, éste se veía tranquilo, ya se había hasta olvidado de su calvicie y de que su esposa había huido con su mejor amigo....20 años atrás.....Venía gritando la niña de escasos 12 años, que le compraran maíz para las palomas, vestía con ropa muy grande, posiblemente de sus hermanas mayores, que de vez en cuando la acompañaban, pero a diferencia de la niña, se apostaban a ver cuál viejo verde las invitaba y asi, luego de algunas horas manoseando al viejo y emborrachándolo, le robaban su billetera, y se iban luego a comprar crack y lo poco que les quedaba, se lo daban a su madre, quien escondía el dinero, pero con la certeza de saber que su marido llegaría borracho, le pegaría, y abriría la vieja alcancía , tomaría el dinero y no volvería hasta dentro de una semana....A lo lejos venía Bruno, el muchacho sin manos, que a base de esfuerzos logró ingresar en el sindicato de vendedores de lotería y que se reflejaba lo orgulloso que estaba de que, el Colegio de Ingenieros le había dado una beca para asi, hacerse profesional, Sabía que en algunos años, podría llegar muy lejos y asi, iría a Houston, al Memorial Hermann Hospital, a colocarse unas prótesis y tratar de llevar una vida normal, casarse con una mujer muy bella, comprarle la casa de sus sueños y procrear dos, quizá tres hijos. Su cara reflejaba paz, aunque supongo que se recordaría de vez en cuando del fatal accidente de tránsito, donde murió su padre y él se quedó sin sus dos manos, cuando contaba con apenas 8 años....

Al cabo de unos minutos, divisé a la familia Hernández, el viejo era el gerente de una financiera, un usurero más. ¿Acaso el país necesitaba al viejo tacaño? Sin embargo, estacionaba su lujosísimo auto en donde todos lo vieran apearse de él y asi que dijeran y suspiraran : ' Llegó el señor Hernández, el de mucha plata y quien no nos deja dormir por causa de deberle y tratar de pagarle sus altísimos intereses...! Me preguntaba si el "Señor Hernández" podría dormir en paz?...no lo sabré jamás.

No podía dejar de acudir al parque el párroco: Padre Manuel, acompañado de tres muchachos adolescentes, todos caminando al lado del cura, con semblante grave, acaso iban pensando en los ultimos versículos de las Sagradas Escrituras o meditaban sobre los secretos mundanos del "Servidor del Señor"?

Sentía la brisa del verano en mi cara, me gustaba cómo movía los árboles, cómo los papalotes se elevaban y bailaban al son de los graznidos lejanos de los gansos, que orgullosos, nadaban en aquel lago...El lago de ellos, quienes a esa hora aún no llegaban....Pasaba Rebeca, la que me ofrecía los deliciosos buñuelos, recién hechos por su abuelita, la receta nunca cambiaba, aunque a veces y dependiendo de las buenas o malas ventas, yo sabía cuándo le habían agregado vino a la receta o cuándo era solo vainilla....de todos modos, me encantaban, el azúcar quedaba pegajosa en mis dedos, y cuando estaba segura de que nadie me estaba mirando, me los chupaba, mmmm, qué rico hacer eso, como cuando era niña y la cronología daba permiso para aquello...

Saqué mi viejo libro de poesías....Ruben Darío, Rumi, Tagore, Cesar Vallejo y mi
carta, mi tesoro, aquella carta...la volví a leer....reviví momentos de dicha, con el corazón herido de dolor. Pensando que pensaba en mí, lloré con lágrimas amargas
que limpiaron mis ojos viendo por fin, que el dolor se marcha con el llanto...


Me sequé mi cara, el sol estaba brillante, invitandome a vivir, me volvi hacia el lago y en eso, la vi, era ella, no cabía duda, siempre bella, rubia, etérea, fragil, vestía de rosado, sencilla, me imaginaba que olía a flores silvestres, estaba en esa edad que no se sabe a ciencia cierta los años que le pesan, pero aún se veía joven....supongo que tendría hijos, ya que a veces sacaba un álbum de fotos envuelto en un pañuelo de seda estampado de flores extrañas...como esa vegetación ancestral de Madagascar, era en verdad un mujer muy hermosa. La noté angustiada, miraba como buscandolo, pero él aún no llegaba, la vi cómo se agachó a juntar una margarita: su flor preferida....la vi cómo se la puso entre la oreja y asi se sostenía su cabello de oro, mientras sus ojos de jade no dejaban de buscarlo, la vi cómo buscaba dentro de su canasta de mimbre el mantel de siempre, el rojo con blanco y lo ponía cuidadosamente en el cesped junto a la desembocadura del lago, el lago como un espejo que reflejaba todo el amor de ellos, cada sábado, cuando se encontraban ahí....la noté que sacaba algo, si, si! era algo como un envoltorio, ¿un regalo? Si, era un regalo para él, lo puso cuidadosamente sobre el mantel, sacó las copas de cristal, las mismas de siempre, color ambar, listas para ser besadas por ellos y asi contagiarlas de amor, su amor, el único amor....Sacó también un espejito, redondo y diminuto, se miró vanidosa , necesitaba sentirse muy bella, para él. De repente apareció su amor, un hombre interesante, atractivo, un poco más alto que su amada, impecablemente vestido, se notaba su amor por ella, su mirada en ella..., le puso sus bellas manos sobre sus ojos y la ví sonreir, imaginé que notó de inmediato el aroma habitual a la colonia fina que él usaba, se volvió hacia él, le tomó el hermoso rostro entre sus manos, se miraron un instante y luego él la besó, con el amor de siempre, como cada sábado, en que me imaginé aquel amor el cual yo envidiaba....y una vez tuve, pero, se fue, y solo me dejó la esencia que día a día bebo sola, pero me sacia y no pido más. Puedo contar que amé, y por fuerzas del destino me arrebataron de mi lugar de paz....

Transcurrió un buen tiempo, los vi reir, él abrió el regalo: una cadena con un crucifijo, me pareció antiguo, pero mis ojos no daban para tanto y no quería que ellos pensaran que los espiaba, aunque eso era lo que estaba haciendo desde hacía algunos meses en que me percaté de la presencia de esa extraña pareja. Reían, en una complicidad única que solo se tiene cuando se ama de esa forma...Tomaron el vino, blanco, se notaba muy frío pues las copas, luego de un corto tiempo, empezaban a sudar. Comieron el queso de siempre: Gruyere. Luego se levantaron, y entre las sombras de los pinos y los rayos de sol que se metían morbosamente entre las ramas, los vi como que bailaban, abrazados, casi despegando del suelo...Bah! qué cosas digo, ni que fueran levitas..¿o si?

La escena era como de un cuadro inconcluso, una ofrenda al amor, algo fuera de este mundo. Soñaba con verlos asi el resto de sus vidas, me estaba poniendo muy sentimental, me recosté en el cesped, puse mis brazos debajo de mi cabeza, cerré mis ojos... a lo lejos escuché a un guitarrista que interpretaba "Recuerdos de la Alhambra" en mi esoñación podía jurar que se trataba de Andrés Segovia, suspiré hondamente, el graznido...el reir de los niños, los vendedores promocionando sus productos....las palomas y su canto nostálgico....la guitarra...todo eso, más el silbido tenue de la brisa de verano hicieron que me alejara de todo, los rayos del sol caian delicadamente sobre mi cara, no sé cuánto tiempo pasó. Al abrirlos, y dirigir mi mirada hacia el lago, me incorporé, ya no estaban ahí..lástima, queria verlos partir de la mano, muy juntos, como cada sábado.

Cuando me dirigía a mi auto, un vendedor de un periódico local vespertino me lo ofrecía, le di las monedas y me subi, al meter la llave para encenderlo volteé a ver el diario que había tirado en el asiento del pasajero y no se porqué era la página de los obituarios, me quedé sin aliento...un frío terrible me sobrecogió, mi corazón palpitaba alocado, ahi estaban ellos, la pareja, retratados, donde el encabezado decía que sus hijos, nietos, y bisnietos invitaban a la misa de su 30 aniversario.....

Salté del auto, corrí hasta el sitio, busqué afanosamente alguna prueba de que estaban equivocados, ellos habían estado ahí, ¡¡Yo los vi!!! No me estaba volviendo loca, caí de rodillas, pasaba por ahi, Rebeca, la de los buñuelos y vino a mi, me preguntó si me sentía mal, me dijo que estaba pálida..la tomé de los brazos y le dije que si los había visto....me respondio que a quienes, le dije que a la pareja de los sábados, me miro interrogante, más me respondió que como ese sitio era el lugar hace años de los gansos pues que la gente había dejado de ir a hacer pic-nics ahí en ese preciso lugar. Se me salieron las lágrimas, le dije que perdonara la escena, que estaba confundida....me dio las buenas tardes, y me alejé de ahi a toda prisa...

Al llegar a casa, me tranquilicé, busqué el disco de Segovia....Recuerdos de la Alhambra, encendí unas velas, tomé una copa de vino y brindé por ellos, quienes me permitieron compartir su amor..sábado a sábado....para asi comprender que el amor une a quienes se han amado puramente , y ni la eternidad puede separarlos...

" Non omnia possumus omnes "

2005.- Sylvia

Texto agregado el 13-01-2005, y leído por 170 visitantes. (1 voto)


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