(Se oye la Sinfonía Nº 9 de fondo, proviene de un radio viejo, a baterias, tenía un cassette puesto, la música se repetía infinitamente)

El hombre se encuentra en un almacén en la zona industrial, va de ventana en ventana, no entiende porque están ahí. Afuera los policias están desconcertados
- Conseguiste, los datos?
-Si, no parece haber motivo - y .. sólo enloqueció? no , siempre hay un motivo, aún en medio de la locura, ...traigame a su hija, lo intentaremos así.

El hombre miraba la escena desde adentro, a través de la ventana mas sucia y empañada, se alejó nuevamente, se maldijo mil veces por ser tan torpe, volvió a coger la galonera y comenzó a esparcir el contenido haciendo un círculo de aproximadamente dos metros de diámetro. Regresó a mirar por la ventana, los policias movían la boca y gesticulaban, por un momento comenzó a jugar inventando los diálogos que estarían diciendo.

- Despues de todo no soy tan torpe - se dijo para si mismo, y sonrió.

Se acercó nuevamente al círculo y se detuvo antes de ingresar en él, levantó su mano con la galonera sobre su cabeza, la otra mano la tenía cubierta con una bolsa plástica, apretó fuertemente los ojos, su boca, su alma, sus recuerdos, y se dejó caer el contenido encima. Le sorprendió que a pesar de su esfuerzo le ardieron los ojos, y podía sentir el sabor extraño en su boca.

De pronto abrió los ojos, no le importó el ardor , se dirigió al círculo, sonreía. Se sentó en el centro del del círculo, con cadencia ejecutó algunos movimientos coreograficos, con cuidado retiró la bolsa plástica de su mano, que cogía con fuerza un encededor, sonreía. Afuera los policias ejecutaban una coreografía distinta, pero no menos cadente.

El encededor prendió en un sólo intento, la llama era limpia y larga, el observaba, sientiendo que sus ojos se hacían uno, de pronto notó que su mano se estiraba, y arrojaba el encendedor en el límite del círculo. El fuego se hizo de pronto, en menos de un segundo, el círculo estaba cerrado, otra vez volvío a sonreir, justo cuando la puerta que estaba frente a él, a no mas de cinco metros, volaba en pedazos, mientras ingresaban los policias.

Pensó que estaba viendo una pelicula, y avivó el fuego con lo que quedaba de la galonera, en el mismo momento que vió a un policia con una niña de su mano. La sonrisa se esfumó, su mano en un movimiento involuntario se levantó apuntándo hacia donde estaba ella, el fuego lo alcanzó de pronto y lo abrazo en segundos. Ya no reía, ya no se escuchaba a Bethoven, sólo alcanzó a oir lejanamente un llanto de niña que el conocía y no quería volver a oir.