“Aquellas acostumbradas palabras”
11:28 p.m. . .
Aquí estoy, acostado, escribiendo, oliendo tu esencia mientras te recuerdo,
Mientras en mi mente resuenan las palabras acostumbradas.
Aquí voy, divagando por mi mente, hurgando en mis sueños mas recónditos, pensando en todo el bien que me haz echo; preguntándome ¿si es solo que la vida es curiosa? O si ¿simplemente nadie puede escapar al destino?
Llegaste en el momento mas indicado y menos esperado; trayendo contigo la esperanza del amor una ves mas, llenando todos mis vacíos con tu recuerdo.
Llegaste dándole vida a la mía, que se apagaba como una vela sin mecha, le trajiste el aliento de tus pulmones a mis labios y las palabras de amor a mi alma.
Cinco para la una. . .
Aquí sigo escribiendo de ti y de cómo le diste un nuevo sentido a mi vida con esas palabras acostumbradas, con esos besos tan dulces como la miel y con esos abrazos tan acogedores como una chimenea en un día frió; todo esto ha hecho que mis poros se llenen de ti, de tu sonrisa, de tu calor, de tu piel; pero sobre todo los llenaste de ti y de esas palabras acostumbradas.
Tu esencia me rodea esta noche, he de dormir entre ella, suspirando, recordándote y con ganas de decirte las palabras acostumbradas que cada vez que son pronunciadas agarran mas fuerza y peso.
9:25 de la noche siguiente. . .
No se si tu seas para mi y yo para ti, pero en mi presente eres mía y soy tuyo y me despido diciendo aquellas acostumbradas palabras. . . Te quiero.
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