(lo que aquí se narra, no es más que acontecimientos espontáneos en la noche de un poeta moribundo, que jamás evade, que siempre enfrenta)

Siento la sábana pegada a mi perfil derecho, deben ser las siete de la tarde.
Llegue del trabajo hace unos diez minutos y después de abrir la puerta mi cuerpo por inercia se dirigió a la cama. ¡Se desplomó!

El reloj me confirma que no son las siete sino las diez.
Aún queda tiempo, - digo - , mientras la cama me atrae amablemente.

Debo ir a una velada imperdible. No como otras a las que he faltado por buenas razones. En general siempre voy si me invitan, al menos una vez, para no ser descortés, ni mañoso.

Recordé…

Nunca apareció, tuve que ir por ella a la cocina desde donde amasaba con sus dulces manos una pizza.

Empecé a recordar…

Entre apertura y apertura de mis ojos, programo mi salida. Pero no encuentro nada, parece que Rosita se llevó toda la ropa a la lavandería. Yo sin ropa y con tantas ganas de verla. Quizás, por mi pura hambruna, el olor en mi mente de aquella noche, de la pizza y de la voz que bailaba lento pero en frenético acercamiento.

Tomaría la bicicleta desnudo hasta su casa, con una chuica de vino tinto bajo el brazo. Pero no tengo agallas para andar en pelota, ni menos una chuica en mi casa. La bicicleta esta guardada, cuelga del mástil de la bandera. Ahí, donde se atan las amarras con las cuales se iza la bandera. ¿Que hará ahí ese palo desteñido por el tiempo donde jamás ha de ponerse una sucia bandera?

En la cabeza da vueltas, una y otra vez la imagen de Australian Girl. La chica que apareció ese fin de semana famoso de los lobos. Es atenta, simpática y además me hace imaginar algunas cosas que mejor no cuento, para que la censura no despierte. Prefiero guardarlas en mi cabeza y esperar a que el tiempo pase, para que la historia lo juzgue como quiera.

Me pareció que estaba en mis sueños. Habló muy lento, otras veces bastante rápido, algunas cosas alcancé a entenderlas, otras, las imagine como quise. La invité a participar conmigo en una ronda misteriosa, de la cual me retiro en horas próximas. Y es que a veces uno se hace expectativas de los nuevos surcos que va cruzando por la vía Láctea. Luego, se encuentra uno en la oscuridad absoluta.

(Debo abrir este paréntesis para decir que: “absoluta” es solo una metáfora de mi literatura, lo absoluto se disuelve entre las alas de una libélula, entre la piel de lobo que cubre los cuentos infantiles y la alegría que brota de ellos. Entre un par de cosas más que me siguen en el tiempo…)

He encontrado que por alguna razón no estoy conforme con mi participación en este circulo. Debe ser que prefiero la soledad y la junta espontánea, sin mucho sabido y todo por experimentar. En la soledad uno se encuentra, se llama la atención a si mismo, entiende las razones del ser, del estar, del estar en soledad y del resto que rodea.

No escribir. Esa podría ser una buena razón para mi salida. Debe ser porque entiendo que la literatura no aparece en el diccionario como un libro de recetas. La poesía que es también la vida, la mía propia en estos tiempos, se clava en el corazón del lector y hace trizas las venas del indiferente.

Buenas tardes he vivido gracias a esta misteriosa ronda. Tardes, noches,
Ron, madrugadas, asados, vino tinto, niños jugando alrededor de una mesa redonda y grande, gente hermosa escuchando y dialogando con la vida sin premura, ni tapujos.

Me voy contigo y con tu perro, a comer al mercado con la plata brotando por el horizonte y la rambla guardando para siempre las huellas. Me voy. Durmiendo en mis sueños para despertar en las letras con otros tiempos.

Dicen que siempre llego tarde, que entiendo las cosas después de varios ratos. Me pregunto yo: ¿estarán concientes que están despiertos?

Después de fumar un güiro, las manos van a misa a sanar las esquirlas de libertad y el desenfreno. Aunque fue por un rato, no olvidarán nunca que estuvieron despiertos: Después de siglos y siglos, la gente prefiere ignorar entre otras la historia Azteca y condenar la búsqueda y definirla como peligrosa. La conexión con los dioses será única y exclusivamente para las recetas del tio sam.

¿A quien le importa? A mí, en algunos tiempos.

Estoy Harto. Trabaje humildemente desde mi silla para hacer que estuviese este presidente. Porque la propuesta del socialismo atrae, si quieres justicia, igualdad y crecimiento cultural. También porque descubrí, (con mucho más fundamento por estos días) que la democracia era una falacia de los gringos, que en ese marco los primeros definen y luego los otros se arrastran. Descubrí, la originalidad de la blasfemia de los que hoy dicen seguir a cristo. Lo peor es que murió mi amigo y maestro, quizás el ultimo que se guió por los conceptos, por el amor.
Estoy Harto digo. Pensaré Firmemente en que JUNTOS PODEMOS. Aunque mi pasado me condena como no amigo de algunos. Clarifico si, que el Comunitarismo, es la esencia del entendimiento entre las personas, que el solo hecho de vivir en comunidad, te transforma a la maravilla de la vida, al despertar desnudo frente a los amigos para sentirse protegido y amado.
Estoy Harto digo. De las directivas y las directrices, de las normas con carácter sádico, de las viejas y de los viejos de mente, también de los viejos de cuerpo que no se atreven al cambio; de las viejas de cuerpo que se pierden en el silencio; de que lleguen y se callen las criticas y todo se transforme en pelambre; estoy harto digo, pero no con menos fuerza.

Ahora tengo un problema, no soy capaz de levantarme, en realidad si lo soy pero no tengo ropa limpia. Saldré en pijamas a desearles las bienaventuranzas y a esperar a ver si pasa alguien para beber una copa, quizás dos, mejor tres por si llega la luna.