El portafolio pensaba en su textura oblicua.
Sin caer en el epiteto de oficina. Negro y encuerado. Ángulos desechos y cuerpo caido. Pieles danzantes lo teñian de viejo.
Pero él lo sabía.
Pero él no lo queria.
Absurdo vaivén de manos ajenas lo hacían perder identidad.
No acababa de pensar cuanto velador era.
No acababa de velar cuanto techo era.
No acababa de refugiar cuanto panteón era.
Pero él lo sabía.
Pero él no lo quería.
Texto agregado el 10-01-2005, y leído por 152
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
03-02-2006
Lamentable que pocas personas entiendan este texto. Realmente lo encuentro genial. Cuerdo
15-12-2005
cinco star ecce-homo
09-09-2005
SOS GRANDE, ESCRIBIS DE LUJO. EXCELENTE EL CAMINO DEL PORTAFOLIO, EL CUAL RECORRE LOS ESPACIOS MÁS RECÓNDITOS DE LA BARBARIE HUMANA Critico