He estado tanto tiempo cegado,
por aquello que considero importante.
Antes, por tu vida y mi vida juntos,
en el presente, por mi trabajo
y mis amigos...
Ahora que estoy sólo,
de la soledad misma de Neruda,
de esa soledad que te acompaña
a pesar de estar rodeado de gente que te estima.
Me he dado cuenta que nada es tan importante,
como vivir la vida propia.
¡Sí!, Vivirla, como no lo había hecho antes.
Claro, dentro de mis estrictas normas morales
de conducta, inculcadas
no sé por qué extraño placer de viejos,
de añosas conductas,
de persignarse al pasar frente a una iglesia,
de darte la mano al bajar del autobús,
de caminar por el lado de la calle....
¡Qué anejas conductas!,
será todo culpa de mis abuelos,
bueno se los agradezco....
Es la única ceguera que mantendré en mi vida....
¡No, lo siento!, he mentido....hay algo más,
si algo se de mi, es mi ceguera más grande,
que cuando vuelva nuevamente a amar,
te convertirás en lo más importante en mi vida...
Que estúpido, pero soy demasiado viejo para cambiar...
“Cuando las formas de las cosas se disuelven en la noche,
la oscuridad de la noche, que no es un objeto ni la cualidad de un objeto,
invade como una presencia. De noche, cuando estamos clavados a ella,
no nos ocupamos en ninguna cosa”(Emmanuel Lévinas)
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