Tengo un grupo de fibras humanas, ¡ay!, manifestándome, a modo de ejemplo...
Aquí cerca, un húmero descafeinado
Allá lejos, un omóplato (vacío de contenido)
Tengo dos tibias manifestándome y una arteria a la expectativa
Y tres las costillas cársticas relegadas a un papel femenino
Tengo, además, múltiples rótulas matrimoniales, ¡ay!, envueltas en vil rencor y sangre
Amiga mía, tengo una fe que se pesa en gramos y un humanismo pélvico manifestado humano, disculpa la arrogancia
Y un metacarpiano primo lejano de la metafísica, y ¡oh!, un profundo túnel de hueso ligado a un estado militar de excepción
Y unos brazos, ecuánimes en extensión, que lloran al unísono;
¡y unos cuatro fémures en obras!
¡y unos cuantos globos oculares solares!
Tengo, amiga mía, toda una cultura hidráulica donde ahogar la angustia, una infancia retrasada, pasada en hambre. Pero nuestros esqueletos aún rivalizan en extrañeza...
Y un porqué de cuerpo...
Y una cintura sáfica enclaustrada en la fibra
¿Y tuyo este vestido de clavos incinerado a la clavícula?
¿Y tuya esta capacidad tuya de fosilizarte tú?
¿Y tuyo el desorden capilar, el sabor a oído?
¿Tuya la razón sita en el occipital, la descoordinación biliar?
Temo un asalto frío, no sé, y es de noche...
Y unos codos útiles, prácticos, amigos de lo ajeno...
Te ofrezco, amiga, seis pares de espaldas dobladas por la esquirla de la piedra, y nueve pies fatídicos muertos de sed, y diez pleuras en venta y diez pulmones que al corazón contiguan
¡Un detalle nimio el de la vida!
Y una célula, intuitiva, escondida bajo la próstata
Y un salario bajo la axila, y un calor humano que se rumorea en la garganta, incluso...
¡Qué dolor el dolor, qué de dolor y no poder acercarme...!
Y una mucha influencia en las cuerdas vocales; y un rol básico pero no te encuentro, Euterpe mía...
(Porque a Hipócrates soy capaz de sacrificar la fragilidad de un pelo de la cabeza...)
¡Ay!, tengo un no sé qué, un no sé cuándo en la cara...
Y un código penal en la boca,
Y una sustancia arqueológica en el párpado, un antiguo código bárbaro, creo...
¡Y tánto tánto tánto tánto cuerpo para vulnerarte!
Tengo un grupo de fibras humanas, ¡ay!, manifestándome, a modo de ejemplo...y no sé cómo negarlo!
Te ofrezco, amiga mía, hoy, una voluntad firme de amarte...
Pavel Robert de Comores, a 9/01/05
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